solo por hoy

Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación
Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente
Área de Desarrollo Profesional Docente
Cine y Formación Docente 2005
Martes 6 de septiembre en Ushuaia
y miércoles 7 de septiembre en R
ío Grande
, Tierra del
Fuego.
“Sólo por hoy”. Las condiciones de trabajo en el mundo contemporáneo.
Por Daniel Mundo
No todas lascivilizaciones consideraron al
trabajo una actividad importante en la
construcción de la propia identidad, o si
quiera pr
estigiosa. En la cuna de nuestra
cultura, en la antigua Grecia, por ejemplo,
el trabajo era visto como un tipo de
actividad más propio de los esclavos que
del hombre libre. Trabajar, de hecho, era
una actividad que para los griegos
correspondía a la famili
a, alespacio que
llamaban privado. Platón, por ejemplo,
consideraba que los trabajadores manuales
y aún los comerciantes
–
para no hablar de
los esclavos, que se dedicaban a las tareas
más penosas y sacrificadas, las tareas del
campo
—
no eran dignos de la
ciudadanía
que proporcionaba Atenas, y había que
excluirlos del espacio público o mundo de
la política. Aristóteles no tenía una idea
muyalejada: si bien el laborar y el trabajar
se sabían actividades imprescindibles,
pues ellas posibilitaban la reproducc
ión de
la vida, para entrar en la política, es decir,
para participar de aquellos hechos que nos
afectan a todos en general y a ninguno en
particular, era necesario dejar atrás este
tipo de actividades.
Los griegos clasificaban distintos modos de
ser human
o de acuerdo alas actividades
que se realizaban, o de las que se era
capaz de prescindir. En el fondo, cada
actividad remitía a una dimensión
ontológica. La labor, a un tipo de ser que se
ocupaba de garantizar la reproducción
biológica de la especie. El t
rabajo, al que
se ocupaba de la reproducción cultural. Los
productos de la primera eran rápidamente
perecederos, por ello había que
consumirloscon cierta premura; los de la
segunda actividad, eran los objetos que
poblaban el mundo cotidiano. Estas
activid
ades debían realizarse por
obligación, pues permitían nuestra
supervivencia y nuestra reproducción como
especie y como cultura: una nos daba lo
necesario para alimentarnos; la otra, lo
necesario para transmitirle a las
generaciones futuras el propio mundo.
Pero
donde hayobligación
–
pensaban los
griegos
–
no es posible instituir una
experiencia de libertad. La labor y el trabajo
en todo caso serían actividades que
posibilitan la libertad, pero la libertad, en un
sentido griego, se instituiría cuando se
logra
abandonar la confortabilidad de ese
espacio seguro, el espacio del trabajo y la
familia. Para ser libre había que entregarse
a otro tipo deactividad, una actividad
innecesaria para nuestra vida pero
fundamental. La llamaban
praxis
, acción.
Remitía a la p
olítica, pero también a otros
tipos de experiencias positivas y
comprometedoras: el
otium
, el placer en
común o el gozo. Este tipo de acción
prontamente se prestó a la desconfianza,
ya que su resultado no era cosificable ni
tangible: era y es un sentido, u
n sentido
nuevoque básicamente permite que nos
orientemos por el mundo,
proporcionándonos una identidad más o
menos provisoria.. Si hay algo de la
herencia griega que no se ha perdido es la
búsqueda de este sentido
–
que hoy, casi,
se ha convertido en una
obsesión.
A dos mil quinientos años de ese mundo, la
apelación a este tipo de clasificación
ontológica nos pueden parecer abstrusa o
inconducente,algo propio de un académico
o un especialista que del hombre común.
Lo es, en parte. Y sin embargo, esa
clasi
ficación (olvidada o a punto de
olvidarse) sigue poniéndose en juego
cuando invocamos nuestro placer o nuestra
felicidad como una excusa
--
una buena
coartada
--
para realizar aquello que no nos
reportará ningún beneficio ni utilidad, y que
muchas veces no s
abemos cómo...