solo quiero leer un resumen, lo siento
–¿De verdad, es tan seria la situación? –la oyó decir Mary.
–Muy grave –contestó el joven–.Terrible, señora Lennox. Hace dos semanas que usted debería haberse dirigido a las montañas.
La Mem Sahib se retorció las manos.
–¡Ya sé que lo debiera haber hecho! –exclamó–. Sólo me quedé para asistir a esa estúpida fiesta. ¡Qué tonta fui!
En ese momento se escuchó un fuerte y prolongado lamento que provenía de las habitaciones de los sirvien¬tes. Mary empezó a temblar de la cabeza a los pies.–¿Qué pasa? ¿Qué sucede? –preguntó la señora Len¬nox.
–Alguien ha muerto –respondió el joven–. Usted no me dijo que había estallado entre sus sirvientes.
–¡No lo sabía! –gritó la Mem Sahib–. ¡Venga conmi¬go! ¡Venga! –dijo, y corrió hacia el interior de la casa.
A partir de ese momento los hechos se sucedieron en forma terrible y, por fin, Mary comprendió el misterio de la mañana. Se había declaradouna violenta epidemia de cólera y las personas morían por cientos. El aya se había indispuesto durante la noche y su muerte fue la causa del lamento de los sirvientes. Antes de finalizar el día, fallecie¬ron otros empleados, y los que aún quedaban vivos huye¬ron presas del terror. El pánico se extendió por la ciudad porque en casi todos los hogares había víctimas de la enfermedad.
En medio de laconfusión y el desconcierto del día siguiente, Mary se escondió en su habitación. Como nadie se acordó de ella, quedó en la más completa ignorancia de los graves sucesos que ocurrían en la casa. Durante muchas horas estuvo sola y a intervalos durmió y lloró. Únicamente sabía que había muchos enfermos y hasta ella llegaban misteriosos y extraños sonidos. En un momento se deslizó hasta el desiertocomedor en donde quedaban restos de comida. El des¬orden de las sillas y platos indicaba que, por alguna razón, alguien los había empujado al levantarse de im-proviso. La niña comió algunas frutas y galletas y, como tenía sed, bebió un vaso de vino dulce que estaba allí, a medio consumir. Luego, sintiéndose adormecida, vol¬vió a encerrarse en su dormitorio. Los gritos que oía a lo lejos y el ruidode pasos precipitados la asustaban, pero el vino le provocó tanto sueño que pronto ya no pudo mantener los ojos abiertos. Se recostó y por largas horas durmió profundamente sin saber lo que pasaba a su alrededor.
Cuando despertó, se quedó tendida mirando hacia la pared. El silencio era absoluto. No se escuchaban voces ni pasos. Mary pensó que quizás los enfermos se habrían mejorado y todos losproblemas estaban ya solucionados. Se preguntó entonces quién cuidaría de ella ahora que su aya había muerto. Probablemente le buscarían otra. No lloró, pues no era una niña afectiva y jamás se preocupa¬ba de los demás. Pero estaba asustada y también resentida porque nadie se acordaba de su existencia. Sin embargo, pensaba, si habían mejorado seguramente alguien la recor-daría y volvería abuscarla.
Pero no llegó nadie y mientras seguía tendida en su cama, la casa parecía cada vez más silenciosa. Repentina¬mente escuchó algo que se arrastraba bajo la estera. Se dio vuelta y vio deslizarse una pequeña serpiente que la observaba con ojos que parecían
joyas. Mary no se asustó pues sabía que ese pequeño animal no le haría daño. Al contrario, más bien parecía querer salir cuanto antes dela habitación. Y, en efecto, poco después se deslizó bajo la puerta y desapareció de su vista.
"¡Qué extraño y silencioso está todo! –se dijo–. Es como si en la casa no hubiera nadie más que la serpiente y yo"
Casi al mismo tiempo escuchó unos pasos que se acer¬caban. Eran pasos de hombres que entraban en la casa hablando en voz baja. Nadie salió a recibirlos y parecía que ellos mismos...
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