Sombies

CAPITULO V

Atrápame en tus redes

Anocheciendo en la ciudad.

Sentía un calor insoportable, los veranos en Detroit, son realmente irresistibles.

A decir verdad, no se si sentía calor por la oleada que desprendía el asfalto o era mi cuerpo que aún conservaba el fervor abrasador interno del encuentro con mi chico Lemmos en mi oficina.

Sin proponérmelo, mientras manejaba hacia midepartamento, luego de haber compartido una bellísima tarde con mi ángel, de menos un metro de estatura, volví a pensar en ese rostro con antifaz y esos orbes verdes del otro hombre.

¿Como puede ser que parte de mi día, mi mente se encuentre ocupada, pensando en ellos?

Mi sentido de mujer se estaba despertando.

Solo debía preocuparme en ese maldito artículo, algo tenía que pensar parapresentarle a mi jefa, mañana a primera hora.

Y sacar esos dos hombres de mi mente.

Mi encuentro con mi tabla de salvación, no se concretaría hasta pasado el mediodía de mañana.

He pensado que la niñera de Anthony, me dará una entrevista muy jugosa.

Mientras estaciono mi coche en mi edificio, Bree me da la dirección de la cena, apenas tengo un par de minutos para prepararme.

Odio realizarentrevistas, hace tiempo que he dejado de hacerlas, supongo que al comienzo de mi carrera me divertía.

Hoy en día, me parece una pérdida de mi valioso tiempo, escuchar a personas que se creen que por tener fama son Dioses.

Al ingresar a mi departamento, mi amiga se encontraba leyendo una revista, sentada muy cómoda en el sillón de tres plazas en medio del salón.

–Hola Rose..

–Hola.-¿aúnseguía cabreada?, a mi amiga le debe pasar otra cosa. Pensé en mi fuero interno.

–Dime, ¿qué es lo que te tiene de tan mal humor?- mi voz sonó apacible –¿qué mierda te he hecho?- le solté en un grito histérico.

– Muy bien, habló la señorita educada.- se burló en mi propia cara, mis puños se cerraron en un bloque.

–Si no me dices que mierda pasa, no respondo de mí.- que va, la terminéamenazando.

Levantó la vista de la revista, me dirigió una mirada despectiva y me sonrió con burla.

–¿Quién te crees que eres para mirarme así?- lancé el bolso contra el sillón, mientras ella seguía el movimiento con su mirada, me abalancé contra su cuerpo, ante su mirada sorprendida, apenas pudo reaccionar cuando tomé su cabello con furia.

Al intentar ponerse de pie, caímos rodando hacia laalfombra, mis manos buscaban su cabello y ella me tiraba zarpazos a mi rostro, que esquivaba con mucha habilidad.

Y terminamos como cuando éramos niñas, muertas de risa por hacernos cosquillas.

Con nuestro cabello, como si hubiésemos metido nuestros dedos en un enchufe y con la ropa un desastre.

Cuando nos recuperamos de nuestro asalto, sabíamos que todo volvía a la normalidad.

Nosresultaba difícil estar enojadas, hacia muchos años que éramos amigas y nos conocíamos demasiado.

–Rose, tengo algo que proponerte…

–Dime…

–Tengo una entrevista en LA DOLCE VITA, ese restorán de comida italiana. Tú sacas las fotos y de ahí, nos vamos a bailar y charlamos.

–De acuerdo,- me sonrío, señal que estaba todo bien.– Sigues siendo mi mejor amiga.

En media hora, nosencontrábamos en la puerta, entregando mis llaves del coche.

Mi amiga caminó enfundada en un vestido rojo fuego, ajustado y demasiado corto para mi gusto, con unos tacones de infarto y su cámara profesional junto a su bolsito rojo.

Mientras todas las mirados masculinas se dirigían hacia ella, caminé lentamente por detrás, con una mini de jeans y una blusa azul con un pronunciado escote en mi espalda, queterminaba en la costura de la falda.

Me sentía un patito feo, con mi anotador y mi grabadora en mano.

Deseaba terminar de una vez por todas con esto, para salir a reventar la noche con mi amiga.

Pedimos la reservación a nombre de la revista.

Nuestra "estrella", aún no había llegado.

Elegimos el menú para las tres, mientras tomábamos una copa.

–Bells, debes contarme que haces...