Sonbre el Gólem

Filosofía de la comunicación


El Pentateuco –la Torá– es un libro sagrado. Eso quiere decir que una inteligencia infinita, total, perpetua ha condescendido a la tarea humana de trazar un libro.En este libro, como es obvio, nada puede ser casual, azaroso: todas las características de su creador, transmitidas en la escritura, son las características del libro. Los islamistas, que obviaronesta premisa, creen que el libro total, el Corán, es un atributo de Dios, no una parte de su creación. Algunos brazos del protestantismo dudan de si la Biblia es parte del mundo de la creación o si debenconsiderarla como una parte de Dios.
Platón, en su Cratilo, dice que la naturaleza guarda un vínculo total entre la cosa y su nombre: así, como dice Borges, en las letras de rosa está la rosa,entonces hay que creer que la cosa, en este caso una rosa, es a la palabra r-o-s-a lo que el símbolo o la metáfora, incluso la representación vaga de una rosa, es a la rosa.
En su poema “El Gólem”,Borges recuerda la novela homónima de Gustav Meyrink en que un cabalista crea un hombre de barro y le atribuye la palabra, así lo cree él, de Dios. Bajo la premisa de Platón, esta palabra contiene a Diosy así a la creación. Los cabalistas, como antes lo gnósticos, entendían que el sentido total de la escritura trae consigo cierto orden. Esto es lo que convierte a la Torá en un libro sagrado. En otraspalabras, las grafías contenidas en el libro son de un cierto valor atribuido bien o no arbitrariamente. Estos valores, en su conjunto, revelarían la verdad absoluta o a Dios.
Judá León, rabino enPraga, habría ensayado un Gólem con lo que él creía era la grafía de Dios. Como el poema dice, el aprendiz de hombre apenas se movía con torpeza, apenas identificaba el espacio y el tiempo y las cosas.No se puede decir, a partir de esto, que la palabra de Dios, de haber sido la que Judá León maquinó, es la que contiene la vida, la que contiene al hombre.
Platón supondría que, como dice el...