Spinetta y las bandas eternas.
escenarios
18.2.2012
archivo clarin
gran programa estético presentado en los primeros simples de
Almendra (“Tema de Pototo”,
“El mundo entre las manos”,
“Hoy todo el hielo en la ciudad”
y “Campos verdes”) y el primer
lp de la banda, el de “Muchacha,
ojos de papel”, “Ana no duerme”,
“Fermín”, “Laura va” y “A estos
hombres tristes”, entre otros.
Alma de diamante
¿Dedónde salió Spinetta? En la
medida en que esta pregunta permanezca sin una respuesta definitiva a la vista, sus canciones seguirán siendo uno de los mayores
arcanos de la cultura argentina.
Por lo pronto, estaba su padre,
cantor de tango un tanto secreto,
escondido en el heterónimo de
Carlos Omar y autor, entre otros,
del poema “Hombre de luz”, al
que Luis le puso música en 1968
y llevómuchos años después al
disco Un mañana. También su
madre era un ser musical, según
él la definió alguna vez. Luego, el
grupo de pares. En la pubertad,
su amistad con Emilio del Guercio funcionó en términos de sinergia. Y enseguida se sumaron
Rodolfo García y Edelmiro Molinari, y así Spinetta pudo transformar la amistad nacida en un
colegio porteño de principios de
los años 60 en una sorpresade la
música rioplatense.
Con los años, siguió rodeándose de buenos músicos y sus
formaciones estables –Almendra,
Pescado Rabioso, Invisible, Jade
y Los Socios del Desierto, más el
estupendo combo de los últimos
álbumes– fueron afinados instrumentos para sus locas ideas. No
es entonces desatinado pensar
que Spinetta aprendió mucho de
sus músicos, como lo dejó bien en
claro en su macrorecital de “las
bandas eternas”. De cualquier
manera, las explicaciones contextuales tocan límite rápidamente,
dejando lugar al asombro. ¿De
dónde salió este músico/poeta
que inventó un estilo de armonización y de canto y que marcó de
un modo tan personal e influyente
la música argentina de las últimas
cuatro décadas?
Si bien Spinetta nunca se preocupó demasiado por explicarse a
símismo, nos dejó algunas pistas
interesantes sobre lo que para él
significaba componer canciones.
Siguiendo algunas de esas pistas,
podemos imaginarnos a un joven
de la Buenos Aires de los 60 que,
con una guitarra acústica entre
brazos, busca y rebusca el acorde
que aún no conoce y la dirección
de una melodía que alguna vez
será canción. Como si la música pura anticipara siempre a lacanción. “Para la canción escribo
porque la canción exige una letra
y la música siempre está antes”, le
revelaba a Rodolfo Braceli en una
nota de La Nación de 2008. “La
música esconde algo y uno debe
encontrarlo. Es la felicidad tener
una tonada nueva, una canción
que todavía no dice nada.”
Recital de “las bandas eternas”, Spinetta y García.
Testimonio
Hasta siempre,
kamikaze
Elautor vuelve a la escucha ritual
de un disco de Spinetta y se traslada
a un tiempo particular, el de su
adolescencia en plena dictadura.
fernando garcia
A
ver; lo único bueno de toda esta tristeza insondable (tristeza de carrozas
fúnebres desacelerando al 5000
de la calle Iberá para saludar al
cosmonauta que no volverá) es
que Spinetta sigue exigiéndome
imaginar. Sigue pidiéndome
queinvente palabras (y objetos)
para contarlo. Le pienso: “oboística” (la voz), “xilofón de estalactitas” (el piano Fender Rhodes),
“lira de hule” (la guitarra electroacústica Ovation pasada por
el pedal de chorus). Deshoras
de palo santo, sake y Kamikaze. Las condiciones materiales,
objetivas, son casi las mismas.
El disco de vinilo de 1982 que
gira sobre el tocadiscos Audinac
y repone alartista que, como él
mismo supo escribir, murió sin
morir. La escucha: ritual. Un
ejercicio fantasmático que no
busca conectar con el que se
ha ido sino con el néctar de la
iniciación. Traer todo lo que se
pueda el perfume aquel del up
grade spinettiano.
A mí me tocó, por cosas de la
cronología, iniciarme en la doxa
hermética de Spinetta con este
álbum quijotesco, al que volví...
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