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Nuestro derecho a seguir viviendo
 Obama puede transformar para siempre la historia de la guerra
Presidente de la República
El escritor trinitense V.S. Naipaul narra en su discurso de aceptacióndel Premio Nobel de Literatura una vaga historia según la cual, cada cierto tiempo, los aborígenes de América continental recorrían el arenoso estuario del río Orinoco, y atravesaban en sus canoas elGolfo de Paria, para celebrar un ritual misterioso de ofrendas en las selvas de la isla caribeña de Trinidad.
El olvido reclamó los detalles de esta tradición, y se ignora dónde en la isla podíallevarse a cabo, pero bien podría ser que la Cumbre de las Américas 2009 tuviera lugar sobre terreno sagrado. Eso sería lo justo para una reunión de verdadera trascendencia, en la que finalmente nosdecidimos a discutir temas largamente postergados; una reunión convocada en medio de una coyuntura que ha sacudido nuestras creencias y nos ha despertado de un profundo letargo. Los líderes del continentesomos hoy los protagonistas de una era de despertares, una era para apuntar a las más atrevidas estrellas del firmamento. Por eso nunca como ahora ha sido nuestro deber preguntarnos si tendremos elvalor de asumir dos tareas titánicas y, por eso mismo, impostergables: disminuir el desmedido gasto militar, que opera en detrimento de nuestro desarrollo, y restringir el flujo internacional de armasconvencionales, que alimenta el narcotráfico, el terrorismo y la violencia callejera en los países de todo el continente.
Gasto militar. El gasto militar mundial asciende a $1 millón 300.000 millones,13 veces más que toda la ayuda internacional para el desarrollo que otorgan los países de la OECD ¿Qué significa esto, sino el más cruel desvarío de prioridades? El caso de Latinoamérica deberíaservir como ejemplo admonitorio. En 1997, el expresidente Clinton tomó la decisión de levantar el embargo a la venta de armas sofisticadas de Estados Unidos a Latinoamérica. Esta decisión, aunada a un...