Steinbeck John Al Este del Eden

Páginas: 972 (242974 palabras) Publicado: 22 de junio de 2015
AL ESTE DEL EDÉN - JOHN STEINBECK
TUSQUETS EDITORES
Colección Andanzas
Título original: East of Eden
Traducción de Vicente de Artadi
Impreso en España, Dic. 2002
Pascal Covici
Querido Pat:
Viniste a verme cuando estaba tallando una figurilla de madera, y
me dijiste: «¿Por qué no me haces algo? »
Te pregunté qué querías, y respondiste: «Una caja».
–Para qué?
–Para guardar cosas.
–¡Qué cosas?–Todo lo que tengas –dijiste.
Bien, aquí tienes la caja que querías. Dentro he guardado casi todo
lo que tengo, y todavía no está llena. En ella hay dolor y pasión, buenos
y malos sentimientos y buenos y malos pensamientos, el placer del proyecto, algo de desesperación y el gozo indescriptible de la creación.
Y, por encima de todo, la gratitud y el afecto que siento por ti. Y aun
así la caja no estácolmada.
John

PRIMERA PARTE
Capítulo 1
1

2

El valle Salinas se halla en la California septentrional. Es una cañada
larga y estrecha que se extiende entre dos cordilleras montañosas. Por
su centro serpentea y ondula el río Salinas, hasta desembocar en la bahía de Monterrey.
Recuerdo los nombres que de niño ponía a las hierbas y flores misteriosas. Recuerdo dónde puede vivir un sapo y a qué hora sedespiertan
los pájaros en verano, incluso cómo olían los árboles y las estaciones; y
también cómo andaban las personas, qué aspecto tenían y su olor. El
recuerdo de los olores es muy enriquecedor.
Recuerdo que las montañas Gavilán, situadas en la parte oriental del
valle, eran montañas luminosas y resplandecientes, tan llenas de sol y
de encanto que incitaban a la ascensión de sus cálidas laderascon la
misma atracción que pudiera ejercer el regazo de una madre querida.
Incluso su mullida hierba parda las hacía más atractivas. Las montañas
Santa Lucia se levantaban contra el cielo al oeste e impedían que se
viese el mar abierto desde el valle. Eran unas cumbres negras y amenazadoras, hostiles y peligrosas.
Siempre experimenté cierto sentimiento de temor hacia el oeste y de
amor por eleste. No alcanzo a comprender la procedencia de semejante idea, a no ser que estuviera relacionada con el hecho de que el día
alboreaba sobre los picos de las Gavilán, mientras que la noche surgía
tras el espinazo de las Santa Lucía. Es posible que el nacimiento y el
ocaso del día tuvieran algo que ver con mis sentimientos hacia estas
dos cadenas montañosas.
De ambos lados del valle fluían riachuelosprovenientes de los cañones montañosos, que iban a unir sus aguas a las del río Salinas. En
los inviernos húmedos y lluviosos, los arroyos corrían a rebosar, y aumentaban de tal modo el caudal del río, que sus aguas hervían y rugían
tumultuosas de ribera a ribera; en esas ocasiones el río era devastador:
arrancaba las cercas de los campos e inundaba hectáreas enteras de terreno; arrastrabaestablos y casas, que seguían corriente abajo, flotando y bamboleándose; atrapaba vacas, cerdos y ovejas y los ahogaba
en su agua pardusca y fangosa, empujando sus cadáveres hasta el mar.
Luego, cuando llegaba la tardía primavera, el caudal del río menguaba
y reaparecían las orillas arenosas. Y en verano casi desaparecía: bajo
una empinada ribera, sólo quedaban algunos charcos en los lugares
donde anteshabía profundos remolinos; volvían las eneas y las hierbas,
y los sauces se erguían, con los restos de la inundación sobre sus ramas superiores.
3

El Salinas sólo era un río la mitad del año. El sol del estío lo obligaba
a meterse bajo tierra. No era muy bonito que digamos, pero era el único que teníamos, así es que nos jactábamos de él, contando lo peligroso que era en un invierno lluvioso ylo seco que estaba en un verano
caluroso. Podemos jactamos de lo que sea, si no tenemos otra cosa.
Quizá cuanto menos se tiene, más se siente uno inclinado a ello.
La parte del valle Salinas comprendida entre las montañas y el pie
de sus laderas es completamente llana porque antiguamente este valle
fue el fondo de una ensenada marina que se adentraba más de un centenar de kilómetros en la...
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