Steve Jobs

“Sigan hambrientos; sigan alocados”

Steve Jobs
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Revista de Antiguos Alumnos del IEEM

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n las últimas semanas

ha circulado a través de cadenas de mails un texto que reproduce una conferencia que Steve Jobs, fundador de Apple Computer y de Pixar, dirigió a una promoción de graduados de Stanford. Hemos decidido transcribirla en este número de la Revistadebido a que su contenido no tiene desperdicio. Muchas de las cosas a las que Jobs se refiere no son novedosas, quizá ni siquiera originales, pero sin lugar a dudas no son, hoy en día, parte del discurso común o usual. En primer lugar, Jobs defiende algo que las mentes más lúcidas siempre han sostenido, no hay que concentrarse tanto en el éxito sino en el proceso hacia ese éxito. Esa defensa del hacercosas, más allá de que parezca que no son orientadas directamente a un objetivo concreto y cuantificable, ha acompañado a las grandes figuras que han legado a la historia de la humanidad sus éxitos y avances más rotundos. Jobs habla del amor a lo que se hace. En ocasiones causa gracia –por decirlo de alguna forma– cuando alguien dice, “a mi no me gusta esto o aquello”, o “aquello otro nunca podríahacerlo o no tengo vocación para tal cosa”. Es increíble cómo la visión provinciana de quien conoce muy poco del mundo lo lleva a despreciar el resto. En realidad, es imposible que a uno le guste algo si no lo

conoce, y para conocer hay que esforzarse. Hay una anécdota del poeta Martí que siempre me ha llamado la atención y que en su esencia es la siguiente: llegó un día que Martí consideróque era el momento de casarse; para ello decidió frecuentar el lugar donde, en aquella época, estarían, según su opinión, las mejores candidatas a esposa. Se dirigió a la salida de la Misa de mediodía de la ciudad y allí, luego de un cierto tiempo, escogió a una chica que le pareció podía ser la elegida. Se acercó, y según las costumbres de la época, pidió a los padres de la joven si le permitiríanconocerla pues tenía intenciones de pedir su mano. La anécdota cuenta que ante el permiso, una de las primeras cosas que la chica le preguntó al poeta fue “¿cómo sabe que me quiere si no me conoce?”; la respuesta de Martí no se hizo esperar, “es que quiero conocerla para quererla”. Pero Jobs no se queda en que hay que amar lo que se hace, y que por lo tanto debemos hacerlo con esfuerzo ydedicación. Su segunda reflexión nos habla del valor de la “inseguridad”, del andar ligero de equipaje por la vida, pues como él dice, lo que pareció en un momento el peor de los fracasos se convirtió en la génesis del mayor de sus éxitos. Cuántos traumas y depresiones nos ahorraríamos si eso que

llamamos fracaso lo viéramos como una nueva oportunidad de empezar algo nuevo y no como el final de lo queingenuamente creímos era “nuestro éxito consagratorio”. Por último, la forma en que Jobs hace reflexionar sobre la muerte no es para nada lo políticamente correcto hoy en día. Nada más lejos de su propuesta que la actual cruzada por vender una imagen de inmortalidad y juventud eterna, lo que lleva a que en ocasiones, demasiadas, se viva desaprensivamente, como si se viviera para siempre. No puedoocultar que cuando leí el discurso, sin saber que lo recibiría muchas veces más, inmediatamente me vino una imagen a la cabeza y pensé en la pérdida que habría significado que la madre soltera de Jobs hubiera seguido el camino de abortarlo. La imagen fue el recuerdo delicioso de cómo disfruté con la risa contagiante, como sólo los niños pueden hacerlo, que mi hija más pequeña me regaló cuando juntosvimos “Los Increíbles”. Pienso que la alegría de mi hija, como la de millones de niños más, son otros puntos que sólo pueden conectarse para atrás, como en el caso de la decisión valiente de una madre soltera que nunca pudo imaginar todo lo que estaba en juego cuando decidió decir sí a la vida. Pablo Regent
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