Stolcke

MUJERES INVADIDAS:

nportancia en el desarrollo
época colonial",Anuario de

LASANGREDELACONQU~TADE

AMÉRICA*
o Myths. Arrowhead Press,
p

gy of Sex: Archetypes and
lemy 01 Sciences. vol. 285.
56. Society and the Origin

Mcago, 1975.
o in New Spain"J{ispanic
York, 1971.

(LatinAmerica. LittleBro\\1l,

lielandBehavior in a Maya


970.
:",JoumalofMarrlageand
nilies.Society and Culture.

'-P. Putnam's Sons, Nueva
!Jn de la mujer en México.

tion: Crete and Sumer",en
ling Visible:

Women in

"The Patriarchal Puzzle:
¡ inMesopotamiaandMes~

Analisis imparcial de los

eB. Cosfa..Amie, ed.,México,
y el mestizaje en Améri­
scosasde NuevaEspaila. P.

Verena Stolcke

"Yo soy WI hombre, alll1que de villana casta,
limpio de sangre y jamás de hebrea omora manchado. "
LoPE DE VroA Peribail'ez (1562-1635)
Nuestra memoria semeja un espejo roto. Cualquier hecho, al
fijarse en la memoria, se ve distorsionado y profundamente modifi­
cado por esas fracturas en el espejo, fracturas producidas por
intereses sociales y políticos específicos. No grabamos un hecho
como tal, sino nuestra percepción, nuestras ideas sobre ese he­
cho. Comoconsecuencia, los recuerdos no constituyen una ima­
gen del mundo tal como es, sino una composición fragmentada,
parcial, hasta personal de éste (Hein, págs. 279-280). Algo seme­
jante OCWTe con la historia. Siempre se trata de una cuestión de
perspectiva. Pero precisamente por ello, aunque esa memoria frag­
mentada omita partes de la realidad, esas fracturas en el e~pejo
también nos permiten introducirnuevos elementos excluidos con
anterioridad. Hasta hace muy poco la imagen de la conquist~ de
América, incluso aquella que se pretendía crítica, sistemáticamente
omitía de qué manera vivieron las mujeres indígenas y poco más
tarde las negras á ese asalto a su integridad cultural y personal y
las consecuencias de ello para la sociedad colonial en formación.
Los cronistas, como por ejemploGuaman Poma de Ayala, sí
que denunciaron algooos de los hechos más atroces, las vejacio­
nes a que fueron sometidas las mujeres, el sinfm de abusos s~ua­
les. Como en todas las guerras, las mujeres indígenas fueron parte
del botín codiciado por los conquistadores. Pero no se trataba
simplemente del goce por la fuerza de las mujeres de los vencidos,
sino de una forma definitiva de sellar suvictoria mediante la ap~o­
piación de aquello que, según la lógica de los conquistadores, era

;s on theEve oltheSpanish

* Ponencia presentada en el Coloquio Internacional sobre Nuevas
Perspectivas Antropológicas, Demográficas y Ecológicas de la Conquista
de América (1492-1 992)(Barce1ona, 18-24 de abril, 1990).
29

el máximo bien de los derrotados, sus mujeres. Los historiadores,
noobstante, leyeron esas crónicas de forma muy selectiva. Así, la
conquista de América nos ha sido presentada como un asunto de
hombres, como una agresión y desposesión realizada por unos
hombres, españoles, contra otros hombres, indígenas.
La historiografia de la Conquista contiene, por cierto, algunas
imágenes de sus víctimas, pero se trata de estereotipos
enrnascaradores de lo que ocurrió enla realidad. Un ejet1lplo es el
de Garcilaso, el Inca. Fue hijo natural de un corregidor tiel Pero y
de una princesa inca. Aunque el padre español no contrajera ma­
trimonio con su madre sino con una española, presumi1:!1emente de
sangre pura, se celebra que el hijo fuera reconocido por ,su padre,
como se resalta que lo hicieron también otros colonitadores-; Con
ello se encubre, sin embargo,el' hecho de que 08fcilll$p nunca
pudo deshacerse de la mácula de su origen mestizo,e\ilegítimo
para acceder a las hC?nras nobiliarias de su padre.' Ótto 'baso
emblemático es el de Doña Marina, intérprete y amante qt!#fue de
Cortés, popularmente conocida como la Malinche, Ching~~. Este
último término, ubícuo en el léxico mexicano, refleja laen"orme
ambivalencia que rodea la imagen...