su aplicacion
Ayla, una niña Cromañón de 5 años, queda aislada de su tribu por culpa de un terremoto y es
acogida por un grupo de Neandertales. Valiente e indomable la joven al principio inspira
sorpresa, luego cautela y, por fin, es aceptada por parte del Clan. Iza, la curandera y Creb, el
Hombre Santo, cuidan deella. Ayla se interesa por las cacerías y los preparativos de las
armas, algo que está prohibido a las mujeres y que ella, no obstante, domina con maestría.
Jean M. Auel
El clan del oso cavernario
Los hijos de la Tierra
ePUB v1.4
Conde1988 22.03.11
Capítulo 1
La niña desnuda salió corriendo del cobertizo de cuero hacia la playa rocosa en el recodo del riachuelo.
No se leocurrió volver la vista atrás. Nada en su experiencia le daba razón alguna para poner en duda
que el refugio y los que estaban dentro seguirían allí cuando regresara.
Se echó al río chapoteando y, al alejarse de la orilla, que se hundía rápidamente, sintió cómo la arena
y los guijarros se escapaban bajo sus pies. Se zambulló en el agua fría y salió nuevamente, escupiendo,
antes de dar unasbrazadas firmes para alcanzar la escarpada orilla opuesta. Había aprendido a nadar
antes que a andar, y a los cinco años de edad se encontraba a gusto en el agua. En muchas ocasiones, la
única manera en que se podía cruzar un río era nadando.
La niña jugó un buen rato, nadando de un lado para otro, y después dejó que la corriente la arrastrara
río abajo; cuando éste se ensanchó y empezó a hacerborbotones sobre las piedras, se puso en pie y
regresó a la orilla, donde se dedicó a escoger piedrecillas. Acababa de colocar una en la cima de un
montoncillo formado por algunas especialmente bonitas, cuando la tierra empezó a temblar.
La niña vio, sorprendida, que la piedrecita rodaba como por voluntad propia, y observó con espanto
cómo las que formaban la pequeña pirámide temblaban y volvían alsuelo. Sólo entonces se dio cuenta de
que también ella era sacudida, pero todavía experimentaba más sorpresa que aprensión. Echó una mirada
en derredor tratando de comprender por qué su universo se había alterado de manera incomprensible. Se
suponía que la tierra no debía moverse.
El riachuelo, que momentos antes corría suavemente, se había vuelto turbulento, con olas agitadas que
salpicabanlas orillas mientras su lecho se alzaba contra la corriente, sacando lodo del fondo. Los
matorrales que crecían cerca de las orillas río arriba se entremecían, animados por un movimiento
invisible de sus raíces, y río abajo las rocas oscilaban, presas de una agitación insólita. Más allá, las
majestuosas coníferas del bosque por el que pasaba el río se inclinaban de manera grotesca. Un pinogigantesco próximo a la orilla, con sus raíces al aire y debilitado por la corriente del arroyo, se inclinó
hacia la orilla opuesta; con un crujido se desplomó por encima de las aguas turbias y se quedó temblando
sobre la tierra inestable.
La niña dio un brinco al oír la caída del árbol; el estómago se le revolvió y se le hizo un nudo cuando
el temor cruzó por su mente. Trató de ponerse en pie,pero cayó de espaldas al perder el equilibrio por
efecto del horrible balanceo. Lo intentó nuevamente, consiguió enderezarse y se quedó en pie, insegura,
sin atreverse a dar un paso.
Al echar a andar hacia el cobertizo de cuero, un poco apartado del río, sintió un rumor sordo, que se
convirtió en un estrepitoso rugido aterrador; un olor repugnante a humedad surgió de una grieta que seabría en el suelo, como si fuera el aliento fétido que exhala por la mañana la tierra al bostezar. La niña
miró, sin comprender, la tierra, las piedras y los arbolillos que caían en la brecha, que seguía abriéndose
mientras la corteza fría del planeta en fusión se resquebrajaba en sus convulsiones.
El cobertizo, encaramado en la orilla más lejana del abismo, se inclinó al retirarse la mitad de la...
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