Subjetividad Y Transgresión En El Nacimiento De La Tragedia.

Subjetividad y transgresión en El nacimiento de la tragedia.

El paso del estado normal al de deseo erótico supone en nosotros la disolución relativa del ser constituido en el orden discontinuo.
Georges Bataille. El Erotismo.

Pareciera, a primera vista, que la causa de todo padecer reside en el principium individuationis; la tragedia humana, doloroso distanciamiento de la totalidad o de lanada, está circunscrita en su subjetividad. Larga ha sido la historia del pensamiento humano y profunda la búsqueda por un origen, un puerto seguro donde arribar. No obstante, dicha seguridad descansa en una contradicción.
La penuria del individuo ronda los límites de la autoconciencia, la sensación de que algo se le ha arrebatado, o de que ha sido arrebatado de algo, no le permite encontrardescanso alguno. La totalidad, o la nada, lo reclaman insistentemente. El individuo -discontinuo- vuelve su mirada entonces a la divinidad.
Una pasión vertiginosa envuelve a la figura de Dioniso, pasión divina por lo terrenal, continuidad pura, anulación (o suspensión) del yo. Los participantes de los ritos dionisíacos son seres transfigurados que, momentáneamente, han roto los limites de suindividuación, su única identidad los une con su dios y, sin embargo, esta unidad, esta comunidad que suprime la tragedia humana, no llega a completarse, no es definitiva.
En el rito dionisíaco, la contradicción originaria parece resolverse mediante la experiencia extática, la resolución de esta angustia, unión de contrarios que se funden al perderse los límites, es siempre inacabada, siempre vuelta ala discontinuidad. Se trata del culto a “...un dios artista completamente amoral y falto de escrúpulos que, en el construir y en el destruir, en el bien y en el mal, quiere llegar a descubrir su placer y soberanía, un dios que, creando mundos, se desprende de la necesidad de la plenitud y la sobreplenitud, del padecer de las antítesis que en él se amontonan. El mundo, en todo instante la redenciónalcanzada del dios, como la visión eternamente cambiante y eternamente nueva de lo más sufriente, lo más antitético, lo más contradictorio, que sólo en la apariencia sabe redimirse.” (Nietzche, 2003:49).
El rito dionisíaco representa la transgresión de todo principium. “En la transgresión auténtica la angustia es profunda, pero en la fiesta, la excitación la supera y la suspende. Latransgresión que aquí señalo es religiosa, vinculada a la sensibilidad extática, que es la fuente del éxtasis y el fondo de la religión” (Bataille, 2008:52).
La posibilidad de lo divino, la fe, la continuidad, se abren en nosotros como posibilidades revolucionarias. Ante la hiperindividualización neoliberal, ante una engañosísima libertad alcanzada (que se traduce en capacidad adquisitiva), una falazdemocracia, mentirosa igualdad de los individuos, nuestro interior nos reclama entregarnos a la continuidad.
En el éxtasis dionisíaco se anula cualquier distinción: “Ahora el esclavo es hombre libre, ahora todos rompen las rígidas y hostiles delimitaciones que la penuria, la arbitrariedad o la 'descarada moda' han establecido entre los hombres. Ahora, en el evangelio de la armonía de los mundos, cadacual se siente no sólo unido, reconciliado, fundido con su prójimo, sino uno con él, como si el velo de Maya se hubiera desgarrado y tremolara hecho jirones ante el misterioso Uno primordial. Cantando y bailando se manifiesta el hombre como miembro de una comunidad superior: ha desaprendido a andar y a hablar, y está en camino de emprender el vuelo por los aires danzando” (Nietzche, 2003:65).
De loanterior se desprende un señalamiento de primer orden, la transgresión permitida por el rito dionisíaco, por el momento extático, es un ir y venir, resorte de la religión. Sería necio suponer que implica una “vuelta a la naturaleza”, toda vez que la misma radica en una contradicción. De ahí el éxtasis, el erotismo de la experiencia dionisíaca, de ahí su carácter trágico, siempre un yo que se...