Subsidiosalcampo

Proyecto de
subsidios al campo
Fundar / Oxfam México

A

ctualmente, a casi veinte años desde que se reformó el sistema de subsidios al campo, observamos con preocupación que
la población rural del país presenta altas tasas de marginación y desigualdad. De acuerdo con datos del Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2008 la población rural presentó tasasde marginación
comparables a 1992, en términos de pobreza patrimonial (2008: 60.8%, 1992: 66.5%), de capacidades (2008: 39.1%, 1992: 44.1%)
y alimentaria (2008: 31.8%, 1992: 34%). La brecha entre pobreza rural y urbana permanece, igualmente, por arriba de los veinte
puntos porcentuales de diferencia.1 Esta información nos conduce a concluir que no se han presentado avances significativos en
lasúltimas dos décadas con respecto a la reducción de la pobreza en este sector de la población. Los pocos avances que se han
presentado, no han hecho más que contrarrestar lentamente los daños generados por las crisis económicas de 1994-95 y 2008.
Paradójicamente, los montos destinados al campo han aumentado año con año. Para 2012, alcanzaron 3.6 mil millones de pesos
lo cual significó un incremento de2.5% con respecto al presupuesto del 20112.
Sostenemos que esta ineficiencia en el gasto rural, se debe a la distribución desigual de los recursos asignados a los programas
de subsidios al campo. En la publicación Subsidios para la desigualdad coordinada por Jonathan Fox y Libby Haight, diversos
autores corroboraron que el principal destino de recursos pertenecientes a los programas de subsidiosal campo es el decil que
representa los ingresos más altos entre los productores agrícolas, concentrando un 57% de los recursos entregados. En conjunto,
los dos deciles de mayores ingresos concentran el 73% de los recursos.3 No sorprende entonces que los ocho deciles de ingresos
menores enfrenten dificultades para competir puesto que concentran solamente el 27% de los recursos asignados. Latendencia a
la concentración anula cualquier efecto positivo, en términos de reducción de pobreza, de los aumentos en los montos de recursos
asignados. Entre 2004 y 2012 el presupuesto destinado a subsidios al campo ha aumentado sostenidamente sin reflejar una
reducción equivalente en términos de reducción de pobreza.4
Asimismo, existe una propensión a la concentración dr programas focalizados enprogramas generales, principalmente en las
vertientes de competitividad, infraestructura y financiamiento para la producción, incurriendo, consecuentemente en la reducción
del gasto destinado a programas que promueven el desarrollo de capacidades y la adquisición de equipamiento agrícola. Estos
programas ofrecen soluciones de corto alcance que no desencadenan procesos para el mejoramiento del campo y lacadena
productiva; en ese marco, las reglas de operación se presentan como instrumentos opacos que restringen el acceso para el
productor mediano y pequeño.
Por otra parte, a pesar de que las mujeres rurales son responsables de la mitad de la producción de alimentos en el mundo5,
en México son excluidas sistemáticamente de la toma de decisiones y tienen menos acceso a la tierra y al agua, a lasnuevas
tecnologías, a los subsidios, a la formación agrícola, el crédito, los mercados y al capital social. Según datos del Censo Ejidal 2007,
del total de ejidatarios y comuneros en el campo mexicano, tan sólo 24.7% son mujeres y solamente el 2.4% ostentan el cargo
de comisariada ejidal. Aunado a lo anterior, la normatividad agraria otorga la titularidad de la tierra en mucha menor proporción alas mujeres que a los hombres, toda vez que ellas reciben la tierra temporalmente sólo en calidad de tutoras de varones menores
de edad y, por ello, no pueden acceder a los subsidios agrarios. En este sentido, para el 2009 sólo 13% de los contratos a nivel
nacional del Procampo fueron para mujeres.
Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA)...