Sueños que son realidades

Páginas: 8 (1831 palabras) Publicado: 17 de marzo de 2011
Sueños que son realidades
Había una vez… así comienzan todas las historias, y por supuesto también ésta, a la que te pido le pongas el corazón y el alma al leer, porque es la forma de hacer posible el milagro de transformar sueños en realidades. Realidades tan ciertas y bellas, que logran que quienes las vivimos, no distingamos el límite entre el cuento y la vida de todos los días.
Había unavez una niña, casi mujer, que tenía un sueño y éste era lograr hacer algo importante y bueno para la sociedad y para si misma. El dilema era ¿Quién ser? ¿Al servicio de qué y de quién poner sus manos a trabajar? Aquella mujer era yo, Mirta Marlen, que a los 15 años decidí que estudiaría una carrera humanística: sería Maestra Jardinera… y empezaron los pesimistas de siempreque, con distintos argumentos, probaron recortar mis sueños: “¿vas a ser maestra?... te vas a morir de hambre”… “eso ya no se estudia”… etc. Decidí no escuchar, no calcular, no tener miedo, decidí por encima de la mala onda o de todos los sueldos, ser fiel a mi misma… decidí ser por siempre… Educadora. Y fui capaz de despegarme del piso de la mediocridad, alzar mi vuelo: estudié y egreséfeliz, llena de proyectos, con mi flamante título de profesora en Educación Preelemental.
Trabajé un corto tiempo en Jardines de Resistencia y Puerto Vilelas, pero mi misión, mi llamado estaba en otro lado, en un pequeño pueblo, que no conocía, de nombre Colonias Unidas allí estaba la Escuela Nº 222 y en la escuela una salita de Jardín de Infantes sin Maestra Jardinera con título. Hacia allí medirigí, acompañada por mi padre, y el 20 de marzo de 1983 estaba designada en el cargo del turno tarde, con más de 40 alumnitos, ¡Fue una locura que por momentos me superó!... para el otro día me designan en doble turno, se dividió el grupo en dos y pude trabajar bien... Y ésta Colonias Unidas de caminos polvorientos o de barro, rodeada de montes y campiñas, abrió su corazón y me adoptó, su gentesencilla enseguida me aceptó, me llamaban “la maestrita”.
Al principio todo fue nuevo y bastante distinto de lo que había estudiado, pero con la práctica diaria fui aprendiendo el “oficio” de maestra de los más chiquitos, que ninguna profesora pudo enseñarme. Comprendí que jamás me aburriría, que a éste trabajo jamás podría tomarlo con liviandad, que con él contribuyo a construir el mundo de hoy y elde mañana, que cada alumno es un ser únic0 y un misterio a develar, que cada día que la vida me presta es un desafío que me invita a crecer, aprendí a sentir profundo amor por los hijos de otros, a los y un misterio a develar, que cada día que la vida me presta es un desafío que me invita a crecer, aprendí a sentir profundo amor por los hijos de otros, a los y un misterio a develar, que cada díaque la vida me presta es un desafío que me invita a crecer, aprendí a sentir profundo amor por los hijos de otros, a los por un año, y lo más importante es que me di cuenta que no me equivoqué, esa era mi vocación, la que me da las fuerzas, que hoy me sobran, para no dejar de ser quien he soñado.
Pasaron algo más de dos años, tenía una nueva meta: independizar el Jardín… y la magia fue posiblegracias a las sugerencias y empuje de mi querida directora Eva Barrios, quien me orientó en todas las gestiones, fortificó las alas de mi sueño y ayudó a hacer “abra cadabra”: Corría el año 1985, un 28 de mayo y el Consejo de Educación aceptó mi solicitud y resolvió crear el Jardín autónomo Nº 89 en Colonias Unidas, y desde entonces soy su directora. Era un nuevo desafío, el trabajo fue mayor,ya no era una salita, era toda un Jardín con cuatro salas, que comenzó funcionando en salones prestados por Eva, la directora de la Escuela Nº 222. Era evidente que el nuevo establecimiento necesitaba su edificio, su “casa propia”, pero antes había que conseguir un terreno para construirlo. Conseguí tres terrenos: uno cedido por la Municipalidad, otro facilitado por la Escuela Nº 222, y el...
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