Suicidio

CAPÍTULO I.

Ella estaba sentada en una posición extraña sobre la última de las sillas, la más alejada del profesor. Sus ojos cafés siempre fijos en la ventana viendo a las aves que se posaban en el tejado de a lado, siempre viendo sus alas y preguntándose cómo es que había dejado que pasara eso. En los oídos traía puestos unos audífonos de chícharo blancos que tanto le gustaban, y el gorro desu chamarra gris caía sobre su corto cabello negro.
Miró a su alrededor. Todos hablaban de cosas triviales, y parecía que ninguno notaba siquiera que Víctor ya no estaba, que su lugar estaba ocupado por ella ahora. Se le hizo un nudo en la garganta mientras recordaba todas las cosas que habían hecho juntos, todos los juegos, las risas, las bromas; todo tan insignificante en su momento, pero ahora,era lo más valioso que tenía. De pronto Oscar se sentó junto a ella diciendo su nombre. Sin embargo, ella se limitó a mirarlo y a subir el volumen del reproductor.
El profesor de matemáticas entró al salón y Oscar se fue al suyo. Por su culpa Víctor ya no estaba, por su culpa ella había dejado de ser ella y Víctor se había suicidado. Ese día no tomó nota de nada; solamente escuchaba música y veíafijamente las expresiones de los maestros, a quienes tampoco parecía importarles la ausencia de Víctor.
Para cuando llegó la cuarta hora ella ya estaba harta así que decidió salir del salón antes de que la maestra empezara la clase. Se sentó en unas bancas cerca de su pequeño casillero y cerró los ojos sin poder llorar escuchando música, ningún pensamiento invadía su mente, excepto la imagen de lacara triste de su mejor amigo. Repentinamente, su reproductor se apagó, pues la batería se había acabado y ella se levantó y salió de la escuela.
Tomó el autobús que más tardaba en llegar a su casa y le envió un mensaje de texto a su mamá diciendo que los tres últimos maestros no iban a ir a clase y que ya iba a casa. “Cuídate, te quiero.” había respondido su madre sin cuestionar cosa alguna.Miró a través de la ventana con la mirada inexpresiva, mas, sus ojos escrutaban a una pequeña paloma que se había colocado justamente sobre un árbol que tapaba completamente el panorama. Era como si le hablase sin pronunciar palabra. Se miraron a los ojos un buen rato hasta que el camión se puso en marcha de nuevo. Estaba casi segura que era la misma paloma que la miraba fijamente en clase deHistoria. Pero, al meditarlo un poco, se dio cuenta de que todas las palomas se parecían y, ésa en particular, no podía estarla siguiendo.
Cuando llegó a su casa, su mamá tenía lista la comida. Ella se dirigió a su habitación, sin decir nada y evitando hacer ruido. Abrió su laptop y se conectó a Facebook, vio que la mayoría de las publicaciones decían: “Víctor, ¿quién es Víctor?”, o “¿y tú quiéneres?” Aunque también la más usada decía: “típico, te dicen que te quieren y tú solamente lo ves y dices: ¿y tú quién eres?”
No lo soportó más y apagó su computadora, sus manos temblaban mientras se secaba las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Su celular sonó, era Oliver, seguro quería molestarla como de costumbre. Así que lo apagó. Su mamá llamó a la puerta, miró sus ojos rojos y sólo suspiró.Se sentó junto a ella en el piso y su hija recargó la cabeza en su hombro, dejando escapar unas lágrimas más.
— Recuerda que después de comer tienes que ir con Ela.
— ¿Tengo que ir a fuerza? — ella puso su cara de puchero, aún cuando sabía que eso no funcionaba con su madre, tenía la vana esperanza de que se diera cuenta de que no se sentía bien.
— Si no quieres empezar de cero sí, te espero abajopara comer. — Su madre salió y cerró con cuidado la puerta, esperando que su hija aún estuviera viva para la comida.
Ella ya había puesto al corriente a Ela de lo que había pasado, y de lo que temía que sucediera si no la ayudaba. Ela le había dicho que no se preocupara, que con lo que sabía de Ana, dudaba mucho que tomara decisiones a la ligera, y haría lo posible por persuadirla en caso de...