Superacon

Páginas: 7 (1715 palabras) Publicado: 3 de junio de 2011
Capítulo uno
Sobre cómo la vida puede dar un
giro inesperado en cualquier
momento.
Todo comenzó la noche del 7 de abril.
Llegué a mi residencia en la noche como lo hacía todos los días después del trabajo. Llevaba un ramo de rosas rojas para mi esposa, pensaba ofrecerle una tregua en la discusión que habíamos tenido en la mañana.
Me quité el saco, lo dejé en una de las sillas del comedor,dejé las llaves de mi lujoso automóvil en la mesita de la sala y me encaminé escaleras arriba hacia mi recámara.
¡Ya llegué amorcito! grité en un tono meloso y haciéndome el chistoso, preparando el terreno para la reconciliación.
¿Dónde está mi bomboncito? pregunté al abrir la puerta de la recámara, sólo para encontrar la cama desarreglada, las puertas del closet abiertas de par en par yalgo de ropa de mi mujer tirada en el suelo.
Mi casa era bastante grande por lo que me tomó varios minutos recorrerla toda. Aún llevaba el ramo de flores en la mano cuando busqué en la sala de estar, en el estudio, en el cuarto de huéspedes y en la pequeña habitación que yo mismo había acondicionado para el bebé que planeábamos tener.
Mientras me dirigía a la cocina, el deseo de ver a mi esposa seestaba tornando en frustración y al darme cuenta de que ella había salido, se tornó en coraje. No pude evitar descargar mi enojo azotando las rosas contra el fregadero. El papel celofán que las envolvía se abrió por completo, algunos de los botones se desprendieron del tallo cayendo unos en el suelo y otros en el mostrador de la cocina. -Alejandra, Alejandra... -me dije molesto frotándome elrostro con ambas manos y mirando lo que quedaba del regalo que con tanta ilusión había comprado para mi esposa.
El mismo teatrito de siempre pensaba, mientras abría el refrigerador, empezando a resignarme a enfrentar uno más de los berrinches de mi esposa, los cuales había soportado, tal vez con demasiada paciencia, desde el inicio de nuestra relación.
Sabía que la servidumbre había pedido el díalibre así que yo mismo me preparé un refrigerio y me serví un vaso de jugo. Prendí la televisión del cuarto de estar, me quité la corbata y los zapatos, me tumbé en uno de los sillones y a los pocos minutos me quedé profundamente dormido.
Serían como las dos de la mañana cuando me desperté sobresaltado. Desde hacía unas semanas tenía un sueño recurrente en el cual, me enfrentaba a un enemigo que nopodía ver claramente y a quién, por más esfuerzos que hacía, no atinaba a darle un sólo golpe.
Pensando que Alejandra habría llegado ya y, sin despertarme, se habría ido a dormir, me dirigí a la recámara. Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando me di cuenta de que mi mujer no había llegado todavía. No sabía en realidad lo que sentía, tal vez enojo, tal vez miedo, tal vez angustia, pero en elfondo de mi corazón sentí que algo había sucedido.
Pasé casi dos horas caminando por la casa considerando las posibilidades. ¿Le habría sucedido algo malo? ¿Habría al fin cumplido sus amenazas de abandonarme? ¿Debía llamar a nuestros conocidos? ¿Despertarlos a media noche? Y, si al final de cuentas, se trataba de otro berrinche más, ¿molestarlos a todos y enterarlos de nuestros problemasmaritales? ¿Llamar a la policía?...
Al cuarto para las cuatro sonó el teléfono. Me dio un brinco el corazón, contesté tan apresuradamente que el aparato se desprendió de la pared de la cocina y quedó colgando del auricular. -
-¿Alejandra? -pregunté, tratando de ocultar un poco mi angustia.
- Tenemos a tu esposa, queremos diez millones de pesos -dijo una voz extraña desde el otro lado de la línea.-¿Qué? -pregunté desesperado-. ¿Quién es usted? ¿Dónde está mi esposa?...
-La tenemos secuestrada -contestó la voz que tenía un tono raro como de computadora.
-¡Maldita sea! Le haces algo y te mato, te lo juro -dije gritando...
-Cállate idiota, y escúchame bien -me interrumpió-. Esto no es un juego, si llamas a la policía se muere. Si nos das problemas, se muere. Hazte el héroe y la matamos a...
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