susan sontag
compromiso de la fotografía con la visión pura. Ambas implican una discontinuidad,
formas desarticuladas y unidad compensatoria: arrancar a las cosas del contexto (para
verlas de una manera nueva), enlazar las cosas elípticamente de acuerdo con las imperiosas aunque a menudo arbitrarias exigencias de la subjetividad.
Weston también se declaraba indiferente a la cuestión de si la fotografía es un arte, sus
exigencias al respecto aun contenían todas las presunciones románticas sobre el fotógrafo
como artista. Para él la fotografía es un modo de desarrollo personal, un medio para
descubrirse e identificarse con todas las manifestaciones de las formas básicas. Pero para Lawrence quería restaurar la totalidad de la apreciación sensoria, el fotógrafo
insiste necesariamente en la preeminencia de un sentido: la vista.
Las generaciones recientes de fotógrafos prefieren mostrar el desorden, destilar una
anécdota casi siempre inquietante, antes de aislar una “forma simplificada” (expresión de Weston) en última instancia tranquilizadora. Pero a pesar de las manifiestas pretensiones
de una fotografía indiscreta, improvisada, con frecuencia cruda , de revelar la verdad y no
la belleza. Para los fotógrafos no hay, en definitiva, diferencia alguna –ninguna ventaja
estética importante entre el esfuerzo por embellecer el mundo y el esfuerzo contrario por
arrancarle la máscara.
Cada fotografía es un mero fragmento, su peso moral y emocional depende de dónde se inserta .Con cada fotografía ocurre lo que Wittgenstein argumentaba sobre las palabras: su
significado es el uso; la fotografía es siempre un objeto en un contexto.
La cámara es experta en ser cruel, pero su crueldad solo produce otro tipo de belleza, de
acuerdo con las preferencias surrealistas que gobiernan el gusto fotográfico. Si bien la fotografía de modas se basa en el hecho de que algo puede ser mas bello en una fotografía
que en la vida real, no es sorprendente que algunos fotógrafos también se sientan atraídos
por lo no fotogénico.
Las fotografías pueden angustiar, en efecto. Pero la tendencia estetizante de la fotografía es
tal que el medio que transmite la angustia termina por neutralizarla. Al exponer lo
cosificado de los seres humanos, la humanidad de las cosas, la fotografía transforma la realidad en una tautología.
Robert Frank se limitaba a ser honrado cuando declaró que “para producir un auténtico
documento contemporáneo el impacto visual tendría que ser tan fuerte como para anular la
explicación”. Si las fotografías son mensajes, el mensaje es diáfano y misterioso a la vez.
“Una fotografía es un secreto acerca de un secreto – observó Arbus , cuanto más te dice menos sabes”.
Evangelios fotográficos
Hoy día nada es más aceptable que el reciclado fotográfico de la realidad. Aceptable como
actividad cotidiana y como rama del arte refinado.
Se ha interpretado la acción de fotografiar de dos maneras del todo diferentes: ya como un
acto de conocimiento lúcido y preciso, de inteligencia consciente, o bien como manera de encuentro pre intelectual, intuitivo.
“Una fotografía no es un accidente, es un concepto – insiste Ansel Adams . La fotografía
estilo ametralladora, o sea la obtención de muchos negativos con la esperanza de que uno
sea bueno, es letal para los resultados serios”.
Pese a estas reticencias, casi todos los fotógrafos han tenido – con razón – una confianza
casi supersticiosa en el accidente afortunado. Para Ansel Adams “una gran fotografía” tiene que ser “una expresión cabal de lo que se
siente en el sentido más profundo sobre lo que se está fotografiando y es, por lo tanto, una
expresión auténtica de lo que el individuo siente sobre la vida en su totalidad”.
La fotografía suministra un sistema único de revelaciones: que nos muestra la realidad ...
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