susurros

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Susurros

Chrétienne Rossinyol

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Título: Susurros
Este relato pertenece al ciclo de narraciones La Caja de Utayphicour (Libro V: Libro del Albedrío).

Segunda edición: diciembre, 2013

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2012, Chrétienne Rossinyol

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Chrétienne Rossinyol

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A Trabiel, Marc y a mi ángel AA.

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Índice

Capítulo I…..................................... p. 08

Capítulo II

…..................................... p. 17

Capítulo III

…..................................... p. 26

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CAPITULO I

− Señor, necesito tu ayuda- miró al altar que había en la pequeña habitación
mientras las lágrimas aún caían negras por el maquillaje.- Sé que no
debería haber salido, que debería haberme quedado en casa, peronecesitaba aire. No puedo vivir así durante más tiempo, Señor. Ayúdame.
***
Apagó la luz de la habitación y cerró la puerta metálica tras él. El hedor del
pescado podrido ya no le molestaba como antes. Se había acostumbrado a los
detalles que rodeaban el edificio en ruinas, donde lo único que se mantenía pulcro
era el camastro y las paredes que lo envolvían. Dejó caer unas monedas tras élcuando escuchó los pasos del chiquillo que pasaba hacia el callejón, esa noche
llegaba tarde a casa y mejor que no lo hiciera con las manos vacías o se llevaría
otra paliza. No podía olvidar la máxima: “sólo si ha sido pedido y aprobado” pero
no podía evitar que algunas monedas cayeran de forma casual. El vagabundo de
la esquina dio una vuelta a su alrededor pidiendo una, pero no sería élquien se la
diera. Sabía en que se las gastaba y las drogas no eran un buen asunto, no saldría
ni un triste céntimo de su bolsillo para esas porquerías. Lo miró a los ojos y
susurró que era tarde para estar en la calle aunque no hacía ni diez minutos que
habían sonado las doce: hora de salir a trabajar esa noche. Había escuchado la
voz mientras dormía, tan clara y precisa como siempre. Aún sentíael vacío que
había dejado en él, dolía como la peor de las heridas pero no debería ser así. Dan
no tenía aquella sensación y Frost tampoco, otra razón para trabajar apartado de
los amigos, por llamarlos de alguna manera. La sensación de calidez acompañada
por las cosquillas en la espalda le recordó que alguien lo estaba esperando.
¿Cuanto tardaría en escuchar la voz de nuevo? Necesitaba esaluz, allí estaba tan
oscuro que a veces creía que podía perderse y nadie lo encontraría por mucho que
gritara pidiendo ayuda; era entonces cuando se despertaba agitado en la
habitación vacía. Casi podía escuchar a Dan diciéndole con seriedad que si era
demasiado para él sólo tenía que pedir y esperar que fuera aprobado, nadie
dudaría en darle la paz que pidiera si era aceptado. No queríamorir, se limitaba a
pensar que a veces sería mejor no existir. La voz no tardaba en llegar cuando
había tenido un peor día, justo como el anterior, y le llegaba una nueva petición
dejando tras de sí un profundo dolor. Se rascó el pecho mientras cogía aire, sabía
que cuanto antes cumpliera el trabajo, antes se marcharía la sensación. La
recompensa por el trabajo bien hecho era un gran alivio,debería pedir que le
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fuera concedida la capacidad de centrarse por completo en el trabajo que lo hacía
ser lo que era. Quizás si consiguiera desearlo de verdad le sería concedido, pero
no era capaz de hacer una petición tan miserable, era algo que tendría que salirle
con total naturalidad. El cosquilleo se hizo más fuerte, a veces las prisas lo
ahogaban ante la perspectiva de llegar...