Tabata
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Capítulo 4 ¿Cuándo conocemos la verdad? Los diversos estados de la mente en el conocimiento Objetivos Comprender por qué tenemos diversos estados de la mente y cómo podemos acercarnos a la certeza 1. Determinar el criterio de certeza, cómo fundamenta las verdades no ciertas y distinguir los diversos tipos de certeza. 2. Identificar la naturaleza y las causas del error, la duda, la opinión, la creencia y la fe. 3. Entender porqué el conocimiento basado en creencias y en la fe sobrenatural es válido. Introducción: El uso personal de la inteligencia para conocer la verdad «¿Quién soy yo?». A esta pregunta, como hemos podido comprobar en los dos capítulos anteriores, podemos dar una respuesta satisfactoria. Tenemos la capacidad para conocer las cosas como son: Dios, el mundo y nosotros mismos. Al contrario de lo que suceden en las negaciones de la verdad que conforman gran parte de la post‐modernidad, el realismo explica nuestra experiencia cognoscitiva y ofrece la garantía de que podemos apagar nuestra sed de verdad. Por derecho natural, de iure, podemos conocer la realidad. Esto no implica, empero, que de facto, de hecho, la conozcamos siempre. Una cosa es la capacidad, otra bien distinta el uso de la misma. Una cosa es saber que la video‐cámara de mi inteligencia funciona, otra cosa es saberla usar bien. Es hora de pasar de un análisis objetivo, genérico y abstracto sobre nuestra capacidad natural a un examen del uso concreto de tal capacidad. Inevitablemente, usamos la inteligencia de modo subjetivo, personal, en situaciones particulares ante verdades concretas. No todos nuestros conocimientos son iguales en cuanto a la intensidad o fuerza con que penetran en nuestra inteligencia. Hay diversos grados de seguridad o asentimiento en nuestros juicios. A veces estamos seguros de que tal o cual proposición es verdadera. A veces, en cambio, dudamos. Otras veces opinamos. En ocasiones erramos. A muchas verdades sólo podemos asentir con nuestra voluntad, mientras de que otras muchos somos completamente ignorantes. Tenemos, en fin, diversos modos de asentir a nuestros juicios. Definámoslos brevemente. El error consiste en un juicio de la mente que no se conforma con la realidad. La ignorancia es la falta de un conocimiento debido. La duda se identifica con la suspensión del juicio ante dos proposiciones contradictorias. La conjetura o sospecha (en sentido positivo) es una inclinación débil hacia una proposición sin afirmarla de modo definitivo. La opinión es la adhesión a una proposición hecha con reservas, es decir, con temor de equivocarse. La certeza, en cambio, es el la cualidad de sentirse seguro, sin lugar a dudas: un asentimiento firme a una verdad sin ningún ...
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