Tanikaki, 1933
"Un amante de la arquitectura que quiera construirse en la actualidad una casa en el más puro estilo japonés tendrá que prepararse a sufrir numerosossinsabores con la instalación de la electricidad, el gas y el agua y, aunque no haya pasado personalmente por la experiencia de construir, bastará con que entre en la sala de una casa de citas, de unrestaurante o de un albergue para apreciar el esfuerzo empleado en integrar armoniosamente tales dispositivos en una estancia de estilo japonés."
Así abría en 1933 Junichiro Tanizaki su ensayo Elelogio de la sombra, poniendo frente a frente la tradición japonesa con la cada vez más inevitable modernidad occidental (no sin conflictos). En él reflexiona sobre el modo de vida y la cultura de su paísa través de la estética. Empieza con la experiencia diseñando su propia casa y luego con fluidez va enlazando muchos temas de la vida y las costumbres niponas, siempre desde un punto de vista muycentrado en lo sensorial. Se reconoce no arquitecto pero muy convincentemente encuentra la esencia de la arquitectura tradicional comparada con el concepto occidental, reduciendo todo a la convivencia deljaponés con la sombra a lo largo de la historia. "... lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de diferentessustancias." Achaca este aprecio por la penumbra al carácter japonés pero también a las circunstancias y lo que se deriva de la propia construcción tradicional japonesa. "Si en la casa japonesa el alerodel tejado sobresale tanto es debido al clima, a los materiales de construcción y a diferentes factores sin duda. [...] de manera que el japonés, que también hubiera preferido una vivienda clara a unavivienda oscura, se ha visto obligado a hacer de la necesidad una virtud." Esta circunstancia y los siglos se han encargado de refinar el arte, las viviendas, la gastronomía y sus utensilios, el...
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