Tansahsa
Páginas: 5 (1192 palabras)
Publicado: 20 de julio de 2012
ACCIDENTE DE LAS MESITAS 1989
Curt, una historia imposible
Este estadounidense, que vive hoy en Bolivia, escribió un libro, sobre su accidente aéreo, en favor de las unidades de quemados del país.
Texto: Inés Ruíz del Árbol • Fotos: Archivo Curt Schaeffer
Escuché la voz de la asistente de vuelo que retumbaba por el intercomunicador para anunciar nuestra llegada a Tegucigalpa(Honduras). Sin embargo, de forma repentina advertí un enorme destello verde. Uno de los pasajeros gritó. El impacto fue casi inmediato. La aeronave daba bandazos a través del terreno montañoso a una velocidad aproximada de doscientas millas por hora. Fuimos lanzados a la oscuridad. Oí el sonido grotesco del metal raspando la tierra. Estaba seguro de morir. Coloqué los brazos sobre mi cabeza y sentí queme empujaban hacia adelante. En cuestión de segundos, atravesé una pared en llamas, me cubrí la cara para protegerla y perdí el conocimiento´.
Así comenzó una pesadilla sin retorno, la que el estadounidense Curt Schaeffer, uno de los 13 supervivientes del brutal accidente aéreo, ha descrito en su libro Escape de la muerte —de reciente publicación—, cuyos beneficios están siendo destinados alas unidades de quemados que hay en Bolivia.
Pero Curt conoce también bien las otras necesidades del país. No por nada lleva viviendo aquí nueve años, trabajando en programas de nutrición, supervivencia infantil y desarrollo económico urbano.
Hoy, sin embargo, está aquí para reconstruir su historia, la de una catástrofe que ha marcado su vida.
La vida tras el impacto
El vuelo N 414había sido del primer avión en partir del Aeropuerto Internacional Juan Santa María, en San José de Costa Rica, el 21 de octubre de 1989. Este vuelo rutinario por Centroamérica estaba programado para hacer una breve escala en Managua antes de proseguir a Honduras. Curt fue el primero en ingresar al avión y caminó hasta la parte posterior. No había puestos asignados y una joven asistente de vuelo seacercó y le recomendó que se sentara en uno de los asientos más cómodos de la parte delantera.
Enseguida el clima empeoró, y Curt sufre al recordar los momentos que sucedieron al choque. ´Caí en un campo, inmovilizado por el cinturón de seguridad. Mi asiento se desprendió y fue expulsado por la ventana. A corta distancia, ardía el aparato. Pude mirar mis manos y brazos. Los noté pálidos, sinvida. Parecía que era el único en ese lugar´.
Desconcertado, distinguió un grupo de trabajadores hondureños en un prado cercano. Ellos le vieron, pero no le prestaron atención, ni siquiera a la sorprendente llamarada que provenía del avión. ´Luego, divisé una pequeña casa de adobe, me abrí paso como pude y descubrí un camino en el que había un camión al que estaban subiendo otros supervivientesde la tragedia, algunos con la cara completamente quemada. Nos tomó más de una hora llegar a Tegucigalpa. Cuando el camión de heridos llegó al hospital, fue recibido por el personal médico y una multitud de rostros espectantes´.
El sábado 21 de octubre de 1989 era fiesta nacional en Honduras. Pocas personas trabajaban y había pocos doctores disponibles. Los 13 heridos, incluso los más graves,fueron atendidos por estudiantes. ´Me sentí temeroso de morir allí´.
La cámara de los horrores
Pronto comenzó la recuperación, en un lugar al que Curt, sin perder el sentido del humor, bautizó como La cámara de los horrores. Allá, le sacaban la piel muerta para permitir que creciera nuevo tejido. ´Me retorcía de dolor y apenas podía permanecer sentado. Cada corte sacudía mi organismo. Siemprepedía morfina, pero los médicos nunca me complacieron´.
Mientras, las imágenes del accidente atormentaban al paciente constantemente. ´A veces eran tan reales que entraba como en un estado de trance, bloqueando todo lo que estaba a mi alrededor para enfocarme sólo en ese momento´.
Luego, le dieron el alta, pero nueve años más tarde las preguntas y la incertidumbre todavía perseguían a...
Curt, una historia imposible
Este estadounidense, que vive hoy en Bolivia, escribió un libro, sobre su accidente aéreo, en favor de las unidades de quemados del país.
Texto: Inés Ruíz del Árbol • Fotos: Archivo Curt Schaeffer
Escuché la voz de la asistente de vuelo que retumbaba por el intercomunicador para anunciar nuestra llegada a Tegucigalpa(Honduras). Sin embargo, de forma repentina advertí un enorme destello verde. Uno de los pasajeros gritó. El impacto fue casi inmediato. La aeronave daba bandazos a través del terreno montañoso a una velocidad aproximada de doscientas millas por hora. Fuimos lanzados a la oscuridad. Oí el sonido grotesco del metal raspando la tierra. Estaba seguro de morir. Coloqué los brazos sobre mi cabeza y sentí queme empujaban hacia adelante. En cuestión de segundos, atravesé una pared en llamas, me cubrí la cara para protegerla y perdí el conocimiento´.
Así comenzó una pesadilla sin retorno, la que el estadounidense Curt Schaeffer, uno de los 13 supervivientes del brutal accidente aéreo, ha descrito en su libro Escape de la muerte —de reciente publicación—, cuyos beneficios están siendo destinados alas unidades de quemados que hay en Bolivia.
Pero Curt conoce también bien las otras necesidades del país. No por nada lleva viviendo aquí nueve años, trabajando en programas de nutrición, supervivencia infantil y desarrollo económico urbano.
Hoy, sin embargo, está aquí para reconstruir su historia, la de una catástrofe que ha marcado su vida.
La vida tras el impacto
El vuelo N 414había sido del primer avión en partir del Aeropuerto Internacional Juan Santa María, en San José de Costa Rica, el 21 de octubre de 1989. Este vuelo rutinario por Centroamérica estaba programado para hacer una breve escala en Managua antes de proseguir a Honduras. Curt fue el primero en ingresar al avión y caminó hasta la parte posterior. No había puestos asignados y una joven asistente de vuelo seacercó y le recomendó que se sentara en uno de los asientos más cómodos de la parte delantera.
Enseguida el clima empeoró, y Curt sufre al recordar los momentos que sucedieron al choque. ´Caí en un campo, inmovilizado por el cinturón de seguridad. Mi asiento se desprendió y fue expulsado por la ventana. A corta distancia, ardía el aparato. Pude mirar mis manos y brazos. Los noté pálidos, sinvida. Parecía que era el único en ese lugar´.
Desconcertado, distinguió un grupo de trabajadores hondureños en un prado cercano. Ellos le vieron, pero no le prestaron atención, ni siquiera a la sorprendente llamarada que provenía del avión. ´Luego, divisé una pequeña casa de adobe, me abrí paso como pude y descubrí un camino en el que había un camión al que estaban subiendo otros supervivientesde la tragedia, algunos con la cara completamente quemada. Nos tomó más de una hora llegar a Tegucigalpa. Cuando el camión de heridos llegó al hospital, fue recibido por el personal médico y una multitud de rostros espectantes´.
El sábado 21 de octubre de 1989 era fiesta nacional en Honduras. Pocas personas trabajaban y había pocos doctores disponibles. Los 13 heridos, incluso los más graves,fueron atendidos por estudiantes. ´Me sentí temeroso de morir allí´.
La cámara de los horrores
Pronto comenzó la recuperación, en un lugar al que Curt, sin perder el sentido del humor, bautizó como La cámara de los horrores. Allá, le sacaban la piel muerta para permitir que creciera nuevo tejido. ´Me retorcía de dolor y apenas podía permanecer sentado. Cada corte sacudía mi organismo. Siemprepedía morfina, pero los médicos nunca me complacieron´.
Mientras, las imágenes del accidente atormentaban al paciente constantemente. ´A veces eran tan reales que entraba como en un estado de trance, bloqueando todo lo que estaba a mi alrededor para enfocarme sólo en ese momento´.
Luego, le dieron el alta, pero nueve años más tarde las preguntas y la incertidumbre todavía perseguían a...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.