tarea 6 paulina chango


Bernard Fougéres
bernardf@telconet.net
Jueves, 6 de marzo, 2014
El ego, dulce enemigo
¿Será cierto eso de que el ego hinchado revela pequeñez? Quizás no sea necesario ser importante para tener inflada nuestra autoestima. A lo mejor solo con el paso de los años, a medida que se vayan desmoronando a la vez nuestra envoltura y nuestras ínfulas tomamos conciencia de que somos partecitainfinitamente minúscula de lo infinitamente grande. Los astrónomos piensan que puede haber entre 200 y 400 mil millones de estrellas solo en nuestra Vía Láctea, nosotros seguimos aferrados a ciertas infantiles oraciones: “Agradezco estas bondadosas palabras que desde luego no merezco”. Cuando nos condecoran me pregunto cómo así no se desinfla nuestro pecho como el alfiler revienta un globo. Nos hacemosgárgaras cuando nos llaman doctor, profesor, licenciado, maestro, jefe; la jerarquía incluye su eminencia, su santidad, excelentísimo, señor embajador, su merced, reverendo padre, pero detrás de la sotana, el uniforme, los accesorios: alhajas, cruces (sea egipcia, fenicia, persa, gamada), todos ocultan una naturaleza efímera, hacen pis y caca como todo el mundo. No nos conviene pensar en lo quequeda del ego pocos días después de que nos hayan encerrado en un nicho debidamente sellado para que no molesten los hediondos vapores de nuestra vanidad desleída. Como disfrutamos el engaño olvidamos que somos aves de paso: “Asinus asinum fricat”, decían los romanos: El burro frota al burro.
Paseando por la ciudad de Pompeya recuerdo haber leído en el imponente Templo de Apolo un grafito conmayúsculas llenas de filosofía: “Hanc EGO cacavi” (Aquí me cagué YO), pero luego, en alguna mancebía, entre frases altisonantes y malas palabras, un requiebro, tal vez de Catulo, quizás de Propercio, me recordó amores de tiempos remotos, veo todavía incrustados en la piedra aquellos versos: “Matutina rubent puellulae fuscae sic oscula nostrae basiolis rigata meis” (Mi chiquilla morena tiene todavía aldespertar el labio enrojecido por los besos de una larga noche). Entonces el ego fusionó con otro ego, se pudo perder en él o encontrarse en él: solo el amor nos libera de lo efímero. Pienso que debemos albergar dentro de nosotros al pequeño anarquista que desconfía de las leyes humanas, las absurdas prohibiciones religiosas, el envanecimiento de la política, el ridículo racismo, en cual caso elego debe limitarse a ser lo que es, ego sum qui sum (otro grafito, pero frase supuestamente de Dios), “soy quien soy”, sin trampas ni ardides, con sexualidad plena, ideas claras, conciencia permanente de ser una burbujita flotando dentro de la nada, pero dispuesta a agotar el campo de lo posible. Pascal mejor que nadie lo supo expresar al constatar la pequeñez del ser humano, pero a la vez suposible grandeza. Al fin y al cabo, de todo lo que pudo haber equilibrado nuestro ego lo esencial es el amor compartido que pudimos preservar. Es casi literalmente lo que estoy leyendo en una oda de Horacio: “Difficile est longum subito deponere amorem”. Nada nuevo bajo el sol. Quevedo describe al amor como hielo abrasador, fuego helado, herida que duele y no se siente, soñado bien pero mal presente.Sin embargo, más allá de las metáforas, sigue siendo el mejor remedio contra la hipertrofia del ego.

Ricardo Tello Carrión
@ricardotelloc
ricardo.tello@ucuenca.edu.ec
Jueves, 13 de marzo, 2014
Una defensa voluntaria al IESS
La mañana del 11 de febrero del 2010, Manuel Misacango Gutama cumplía 34 años. Fue una mañana más memorable que la del mismísimo 11 de septiembre del 2001, cuando burlóla muerte en el piso 85 de la torre uno del Word Trade Center, en pleno Mahattan, en el estado de Nueva York.
Manuel era un migrante que huyó de la crisis bancaria de 1999, se dedicaba a vender gaseosas en los rascacielos de Manhattan y aquella mañana de los atentados terroristas fue asistido por un bombero voluntario. Por eso, de regreso en Ecuador, decidió hacerse bombero. Y voluntario.
El...