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REFORMA FISCAL

Desde que el director mexicano Alejandro González Amarrita filmó “Amores perros” (2000), un crudo relato sobre perros, delincuencia y violencia, el estatus de los canes en la sociedad ha mejorado bastante. En partes de la clase media de México, los hoteles para perros, los estilistas para perros e incluso los recipientes para disposición de desechos “orgánicos” son tanabundantes que tener un can se ha vuelto un símbolo de movilidad ascendente. No sorprende, entonces, que la clase media esté aullando por una propuesta reforma fiscal dada a conocer el 8 de septiembre. El plan no sólo busca elevar los impuestos sobre todo, desde los salarios de más de 500,000 pesos (38,000 dólares) hasta las colegiaturas de las escuelas privadas, sino que también impone un gravamen alalimento para perros. Las grandes empresas también están gruñendo. Afirman que son perennes rehenes del recaudador de impuestos, obligados a entregar más cada vez que México intenta mejorar su mísera recaudación fiscal, porque 60 por ciento de la población que trabaja no paga nada. La reforma pretende extraerles aún más prohibiendo la consolidación fiscal, la cual permite a las grandes empresascompensar las utilidades en un negocio con las pérdidas de otro, y reduciendo su capacidad de incluir los beneficios para los empleados para propósitos fiscales. La reforma también incluye un “impuesto al pecado” anti-obesidad sobre los refrescos los mexicanos son los mayores consumidores de Coca-Cola en el mundo y tienen barrigas que lo demuestran y, para los grandes consumidores de energía, lainesperada introducción de un impuesto al carbono. La intención principal del Presidente Enrique Peña Nieto es elevar la recaudación fiscal, que en 14 por ciento del PIB está por debajo del promedio latinoamericano, y reducir la dependencia del gobierno de los ingresos petroleros. Los expertos fiscales están divididos sobre los méritos de la reforma. Si es aprobada en el Congreso, donde cabilderosempresariales buscarán reinstalar las exenciones, algunos creen que podría traer tres beneficios. Primero, al enfatizar el impuesto al ingreso en vez de extender el impuesto al valor agregado, la reforma es modestamente redistributiva. Segundo, pone fin al trato especial a ciertas industrias, una gran fuente de evasión fiscal. Tercero, pretende ofrecer algo tangible a cambio del sacrificio de pagar:un sistema de pensión universal y un seguro de desempleo limitado. Todo eso luce bien en papel. En el mundo real, sin embargo, se vuelve más sórdido. El gobierno dice que decidió no extender el IVA a los alimentos y medicamentos para no afectar a los pobres. En realidad, dicen empresarios, probablemente tuvo más que ver con atajar las protestas de la izquierda contra el intento de Peña Nieto deabrir la industria petrolera estatal. Eso parece políticamente astuto pero económicamente cuestionable. Aunque la reforma busca ampliar el rango de impuestos que la gente debe pagar, ofrece sólo incentivos mínimos para atraer a nuevos contribuyentes al sistema. Hay poca presión para que aquellos en la economía informal paguen impuestos en vez de sobornos. Eso alimenta la sensación de que laspropuestas simplemente explotan a una clase media cautiva. En un intento por reencontrar el equilibrio, todos los partidos políticos dijeron que bloquearían el intento de Peña Nieto de cobrar IVA a las escuelas privadas. Alí Álvarez, una contadora fiscal, dice que el borrador de la ley de impuestos sobre la renta estaba plagado de errores básicos y parecía mucho menos redistributiva de lo que pudiera ser.Afirma que es probable que las compañías respondan al fin de la deducibilidad de los beneficios para los trabajadores recortando empleos. También podrían eludir un nuevo impuesto del 10 por ciento a los dividendos reduciendo los pagos a los accionistas. Espera impugnaciones a partes de la reforma en la Suprema Corte. El interrogante más apremiante es si el nuevo código fiscal ayudará o...