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Caso: Autoridad y madurez del supervisor


Esta situación surgió entre un supervisor y su grupo de trabajo de cuatro hombres y tres mujeres dedicados a probar e inspeccionar circuitos electrónicos en una mediana empresa. A ellos se les pagaba, además de un salario, un estímulo en razón de su productividad, a partir de una cuota de producción mínima diaria. En la organización del personal dela compañía, el consultor tenía la responsabilidad de analizar problemas y asesorar a la alta dirección sobre cómo abordar dicha problemática y proponer soluciones. Las siguientes declaraciones son dos puntos de vista diferentes que reflejan, en resumen, el contenido de cinco entrevistas que el consultor tuvo con unos trabajadores en un periodo de alrededor de dos semanas.

Versión A (del señorPolicarpo Benítez)
Escuche, creo que usted debería estar enterado de esto. Mi querido amigo Lucio Méndez está buscando una confrontación conmigo.

Recientemente me informó el supervisor de control de calidad que Lucio, el obrero, está cargando doble y triple tiempo por revisar circuitos que inspecciona de una sola vez. De hecho, esto es un engaño a la empresa y ya le he llamado la atenciónvarias veces. Hace unos cuantos días me informaron que lo seguía haciendo y esta vez sí le dije las cosas claras. “Ya se ha salido con la suya durante mucho tiempo y voy a acabar con esto de una vez por todas.” Sé que no le gustó que le hubiera llamado la atención, porque pocas horas después ya tenía encima de mí al representante del sindicato. Usted sabe lo que significa hablar con esta gente algunasveces: defienden al empleado, aunque saben que está abusando de la compañía. De todas maneras, a ambos les hice saber que no iba a tolerar esto por más tiempo y le dije a Lucio que si continúa cometiendo este tipo de irregularidades voy a pedirle a mi jefe que lo despida o que lo castigue de algún modo. Esta clase de comportamiento debe ser eliminada. Realmente me inclino a creer que el tipo es undébil mental, porque hablarle no significa nada para él. He tratado por todos los medios de convencerlo, pero ya me di por vencido, pues es un caso perdido; simplemente no surte ningún efecto lo que yo le digo. Es una situación muy desagradable para todos, pero en realidad no sé que más puedo hacer.

No sé lo que le pasa a este tipo, pero lo que tiene es un profundo resentimiento en contra mía.¿Por qué? Lo ignoro, pues he tratado de manejarlo con mucho cuidado, pero toda su actitud en el trabajo es de indiferencia y, desde luego, no es una buena influencia para el resto del grupo. Francamente creo que algunas veces trata de agitarlos en contra mía. Me parece que está sufriendo delirio de grandeza porque todo lo que hace durante el día es sentarse y cantar. ¡Se cree Pedro Infante! ¡Deveras! Me parece que está tomando lecciones de canto y que está actuando con alguno de los mariachis locales. Todo está muy bien, pero cuando sus intereses externos interfieren con su eficacia en el trabajo, tengo que considerar cuidadosamente la situación. Por esta razón lo he estado vigilando y si se vuelve a pasar de la raya, se las va a ver conmigo.

Me siento muy tranquilo al decir que hehecho todo lo que en justicia puede esperarse al tratar de enseñarle lo que se espera de él.

Usted sabe que hay un dicho que reza: “No se le pueden pedir peras al olmo”. El tipo simplemente carece de escrúpulos, no se siente obligado a hacer el trabajo que le corresponde; sin embargo, sé que lo puede hacer, porque lo hizo durante mucho tiempo; pero durante los últimos meses ha decaído y toda suactitud en el trabajo ha cambiado. Bueno, ha llegado al punto en que creo que está induciendo a otros empleados a “flojear”, pues unos minutos antes de que suene el silbato para la comida se van al baño y se asean durante el tiempo de trabajo. Se lo he hecho ver varias veces, pero parece que mis palabras no le impresionan. Si se sigue comportando así, se va a encontrar en la calle. Me ha pedido...