innegable: la libertad y la igualdad son cada una de ellas fronteras de la otra. Para citar un ejemplo sencillo, el uniforme único iguala a los alumnos, que es una condición en cierta forma deseableen la educación secundaria, pero por otro limita la libertad de escogencia y genera disgusto para los que quieran vestir diferente. Aquí siempre van a posiciones a favor y en contra. Lamultiplicación de oportunidades nos da más posibilidades de escoger, haciéndonos más libres, pero produce desigualdades por cuanto unos las aprovechan o las pueden aprovechar, y otros no. Un sistema justo enteoría, debería que corregir las desigualdades que se producen por condiciones desventajosas a ciertos sectores y compensar estas con mecanismos de ayuda, pero esto va a tener que afectar intereses deotros grupos. Lo más triste es que el estado pocas veces acierta en la resolución de estos conflictos, y cua democracias modernas siempre existe un peligro de que el sistema se deteriore de alguna uotra forma, y termine extinguiéndose por causas diversas, quizá la misma tolerancia que permite la libertad de pensamiento y expresión sin restricción, puede ser el germen de su propio final. Enestos tiempos el peligro radica en la propia ineficacia para resolver problemas graves de la sociedad, tales como crisis económicas o políticas, o también el engaño ideológico, político y económico quepuede estar detrás de unas votaciones y que termina con la credibilidad del sistema. En nuestro país la educación y la formación basada en respeto a derechos humanos y valores cívicos ha fortalecidouna cultura en democracia, pero vemos que en el siglo XX el sistema de libre elección se consolida en nuestro país hasta después de 1948, por lo que sesenta y resto de años es muy poco tiempo parahablar en nuestro país de una fuerte tradición democrática.
Retos a futuro: equilibrio entre libre mercado y distribución de riqueza
Otra pregunta que surge de todo esto es hacia donde debe...
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