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Desde mi punto de vista, el texto de Og Mandino tiene un título atractivo, ya que solo al leer el mismo, uno pensaría que su contenido esta dedicado simplemente a quienes sededican a los negocios o al comercio, pero al adentrarse en las páginas del libro, uno se da cuenta que sus consejos no solo son para quienes se dedican a la venta, es paratoda persona que quiera superar su forma de vivir, su forma de estar presente en esta realidad.
La forma de introducir los diez principios, bajo esa forma narrativa novelísticaque hace en los primeros capítulos, nos demuestra que el autor ha narrado los principios de forma creativa y entendible para cualquier lector aficionado, sin embargo, enforma personal, debo decir que no me agradó el final que le dio al libro, al mezclar la figura de Jesús y al introducir a Saulo, quien fuera discípulo de Cristo posteriormente.Sin embargo, quiero comentar algunos de los principios que me llamaron la atención y que se podrían aplicar a la vida del profesor:
* Me formaré buenos hábitos y seré esclavode esos mismos hábitos. Esta cuestión de los hábitos es fundamental en la formación del futuro maestro, sin buenos hábitos, no se puede tener una vida concienzuda. Justamenteahora, recuerdo las palabras que una señora me decía en mi adolescencia: “debes tener horario hasta para ir al baño, ahí radica el éxito de los hombres”. El formarse unhorario es un buen hábito, ya que a la persona le permite una organización permanente de su propia vida, sin descuidar ningún aspecto, ya sea este social o personal. Lamentablementeeste aspecto de los hábitos es poco incentivado en nuestra casa de estudios, ya que todo el tiempo, tenemos desorganización, improvisación de los quehaceres educativos.