TAREAS
Evaluando una breve retrospectiva de los hitosmediáticos protagonizados por la extrema derecha europea, podemos tantear la existencia de un amplio sustrato, esencialmente heterogéneo, en el seno de la ultraderecha contemporánea.Desde la patologización de Breivik en el atentado en Oslo del pasado 22 de julio de 2011 hasta el asesinato del joven sindicalista Clément Méric hace tan solo unas semanas en París, loscapítulos de odio y exclusión se precipitan cada vez con más frecuencia sobre la arena política. La experiencia griega, con el partido neonazi Amanecer Dorado al frente, merece ser objetode un profundo análisis por parte de la izquierda europea. La reinvención electoral de fórmulas xenófobas forma parte de la estrategia encabezada por el Frente Nacional en Francia, conMarine Le Pen como referente. Mientras tanto, en el Estado español, seríamos capaces de citar un cúmulo de acontecimientos que nos alejan de la ingenua concepción que cataloga talesataques como aislados: La extensión -en cuestión de meses- de la organización pseudosindical Respuesta Estudiantil, la recurrente aparición de grupos radicales en las protestas contra laprivatización de la sanidad y la educación, los actos de solidaridad con el asesino de Clément en Sevilla, las impunes intimidaciones y amenazas rutinarias en el País Valencià, etc.
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