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La historia se construye sobre la base ineludible de la verdad de los hechos que relata. Pero a veces la historia también se construye con los añadidos de la memoria. Y lamemoria, también lo sabemos, es la suma de la exactitud e inexactitud de los recuerdos. Al final, siempre habrá de ser la verdad la que prevalezca, claro.
 
Un ejemplo de la mezclade memoria y de historia, de ficción y de realidad, es la figura de La Pastora. La leyenda sobrepasa, en este caso, las propias dimensiones de los hechos históricos y de quien losprotagonizó. El Maestrazgo fue territorio de guerrilla antifranquista. Y ahí estuvo La Pastora, en una lucha que tuvo mucho de ideología pero también de azaroso encuentro con labrutalidad de la Guardia Civil y de la incomprensión de su propio vecindario. Hombre-Mujer: ahí la condición en la que se cebó la aproximación literaria e histórica a su figura, elmorbo injusto que quiso ensombrecer su trayectoria en la recuperación de la libertad y de la dignidad republicana.
 
En la película de Ismael Cobo, "Siempre será La Pastora",se reflexiona sobre el personaje y el contexto político y civil que lo condicionó. La historia se construye a veces con opiniones encontradas, opuestas, incluso enemigas. De esareflexión -y la película lo es- salen las mejores conclusiones hacia la verdad que comentaba al principio. No hay historia que sea sólo luz sino que esa luz se completa con lassombras que a ratos la oscurecen. Ése es el debate que me interesa. Ni la mitificación ni las opiniones interesadas a la contra me interesan. La verdad ha de estar en alguna parte. Yla mejor manera de encontrarla es escarbar en los hechos enrevesados de la historia. Y en las figuras de sus protagonistas que a veces resultan lo mismo de enrevesadas.