tareas
(Publicado en: Cuadernos de Jurisprudencia y Doctrina Penal, Ad-Hoc, BsAs, N. 10, 2000)
Máximo Sozzo (UNL)
1. La Cuestión de la Radicación Cultural y el Debate Internacional sobre Prevención
del Delito.
En los años ochenta se comenzó a producir lo que ha sido calificado como un “major
shift in paradigm” (Tuck, 1988) en lo que hace alas políticas de control del crimen en
diferentes horizontes culturales: Escandinavia, Francia, Países Bajos,
el mundo
anglosajón (EE.UU., Canadá, Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia) y a partir de
los años noventa también en Italia: el renacimiento de la prevención del delito,
doblemente divorciada, del recurso penal y de la racionalidad y programa políticos de
la criminologíapositivista del siglo XIX. Los debates intelectuales y el diseño y
gestión de estas nuevas técnicas preventivas han ido creciendo en forma exponencial
aunque como bien señala Crawford (1998), aun se encuentran en su infancia.
Los horizontes culturales en los que ha nacido y se ha desarrollado este cambio de
paradigma son muy diferentes al nuestro. Es preciso llamar la atención, siguiendo a
Melossi(1997) sobre la “radicación cultural del control social” y de las políticas que
están dirigidas a gestionarlo a través de autoridades estatales o no estatales, que hace
“intraducible” a un determinado ambiente cultural lo producido en otro e impone
fuertes objeciones a los proyectos de importación de “ingenierias de control social”, ya
sea en el plano de las formas de pensar o de las formas deactuar. Pero como señala el
mismo autor italiano, este dato estructural de la relación entre control social y cultura
no imposibilita el dialogo o la conversación entre horizontes culturales diferentes. En la
búsqueda de la comparación, emprendemos la tarea de presentar diferentes tácticas de
prevención del delito que se han ido construyendo internacionalmente como
alternativas a la “tácticade la sospecha” (Sozzo, 1999) actualmente dominante en las
policias argentinas – y por extensión – dada su centralidad - en las politicas de
seguridad urbana de nuestro país.
2. Precisiciones Conceptuales: ¿De Qué Estamos Hablando?
Existe una distinción corriente, que constituye un verdadero sentido común en los
discursos políticos (de uno u otro signo) y científicos sobre la cuestióncriminal (Pitch,
1989) entre dos finalidades de la política criminal: la represión del delito y la
prevención del delito. Reprimir el delito es la intervención ex – post, después que el
delito ha sido producido, para castigar al sujeto que lo ha realizado. Prevenir el delito es
la intervención ex – ante, antes que el delito se produzca, para evitar que este suceda.
Para desarrollar estasfinalidades la política criminal pone en movimiento diversos
recursos que delimitan a su vez esferas en las practicas sociales e institucionales. Por
recursos entendemos aquí una conjugación compleja de dispositivos institucionales,
tecnologías de poder, técnicas de intervención, racionalidades y programas políticos1
que pueden ser, en este terreno, de dos naturalezas diferentes: penales oextrapenales.
Evidentemente la segunda categoría sólo es delimitable negativamente o por exclusión:
qué recursos extrapenales ingresan en la política criminal sólo puede definirse de
acuerdo al marco teleológico al que se refieren. Así, los recursos extrapenales son los
que no se refieren a la imposición de una pena en tanto castigo legal, pero apuntan al
control del crimen. Ahora bien, ¿qué relacionesexisten entre esta pareja de finalidades y
esta pareja de recursos de la política criminal?.
1
Estas nociones de “dispositivo institucional”, “técnica de intervención”, “tecnología de poder”,
“programas políticos” y “racionalidades políticas” provienen de la literatura foucaultiana, aunque los
sentidos que en ella se encuentran al respecto son múltiples y variados. La referencia básica...
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