Tareas
Balderas Cortés Spencer
Basto Cervantes Francisco
Calderón Burgoa Dafne
De la Rosa Figueroa Manuel
Luna Juárez Gabriel
Segura Cedillo Paola
Esta es una investigación cualitativa, en la cual Oscar Lewis analiza una familia pobre de la ciudad de México: Jesús Sánchez, el padre, de 50 años de edad, y sus cuatro hijos, Manuel, de treinta y dos años; Roberto, deveintinueve; Consuelo, de veintisiete; y Marta, de veinticinco
Se ofrece al lector una visión desde adentro de la vida familiar, y de lo que significa crecer en un hogar de una sola habitación, en uno de los barrios bajos ubicados en el centro de una ciudad latinoamericana que atraviesa por un proceso de rápido cambio social y económico.
En este libro Oscar espera que este método preserve parael lector la satisfacción emocional y la comprensión que el antropólogo experimenta al tratar directamente con sus sujetos, pero que rara vez se trasluce en la jerga formal de las monografías antropológicas".
Porque en el libro, además de los tristes hijos de Sánchez, aparece un personaje mucho más sórdido: México. Recientemente se ha vuelto casi tópico, entre autores de izquierda y de derechapor igual, criticar los vicios de la organización socioeconómica mexicana. En parte, tal cosa se debe a que México es culpable de un glorioso pasado, y con fariseísmo los unos y con sincera consternación los otros, se rasgan las vestiduras ante la suciedad y el escándalo de tantas manifestaciones de la vida mexicana. En este aspecto Los hijos de Sánchez es un libro copioso. "México es mi tierra,¿no es cierto? Y le tengo un profundo y especial amor, especialmente a la capital. Tenemos libertad de expresión, y sobre todo, una libertad para hacer lo que uno quiera que no he encontrado en ninguna otra parte (...) Pero en lo que hace a los mexicanos, no tengo buena impresión de ellos (...) Aquí funciona la ley del más fuerte. Nadie le ayuda al que cae; al contrario, si pueden golpearlo más, lohacen (...) ¿Será la falta de educación? ¡Hay tantas personas que ni siquiera saben firmar! Hablan de constitucionalismo... es una palabra bonita, sonora, pero ni siquiera sé qué quiere decir. Para mí tengo que vivimos por medio de la violencia... homicidio, robo, asalto. Vivimos de prisa y tenemos que estar constantemente en guardia", dice Roberto, quien también ha relatado, en descripcionesrepugnantes, los métodos de la policía mexicana, la arbitrariedad, las torturas inmundas, el régimen carcelario, etc. Vieja historia, no sólo mexicana pero que en su catolicismo no encuentra su justificación.
En la introducción a Los hijos de Sánchez, Lewis menciona el siguiente dato: entre 1950 y 1957, aproximadamente la tercera parte de la población de México sufrió una disminución en su ingresoreal. En un libro agudísimo, John Kenneth Galbraith expone que el problema verdadero de la economía contemporánea es el que plantea la sociedad opulenta, no la miserable. Se refiere, por supuesto, a parte de Europa Occidental y, ante todo, a los Estados Unidos. "Los problemas de un mundo opulento que no se entiende a sí mismo, escribe, "pueden ser serios, y pueden innecesariamente afectar a la propiaopulencia. Pero presumiblemente no son tan serios como los de un mundo pobre donde las simples exigencias de la pobreza descartan el lujo de la incomprensión pero donde tampoco, por desgracia, se hallan soluciones". Con toda razón, Galbraith ironiza sobre los economistas de Occidente, cuyos patrones mentales siguen fijos en una organización económica marcada por los criterios de penuria ynecesidad del siglo XIX. La economía tradicional ha estudiado hasta la fatiga sus problemas y, más aún, los ha resuelto en teoría: pensar como pensaban Ricardo, Malthus, Adam Smith o el mismo Marx, presupone el hecho de que "el hombre ha desarrollado una obvia capacidad para sobrevivir a la pomposa reiteración de lugares comunes". Exacto. Pero, ¿y los hijos de Sánchez? ¿Y sus hijos? ¡Ah! Estos,...
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