Tareas
Las crisis económicas determinan de manera alarmante el crecimiento en el número de niñas y niños que viven y trabajan en la calle, que provienen degrupos familiares y de comunidades populares que no logran proporcionarles los satisfactores básicos y que –como resultado de una pobreza histórica–, no cuentan con herramientas fundamentales para lacrianza y educación; por ello son comunes las historias de maltrato, desintegración y/o abandono.Las políticas públicas han puesto poca atención a las condiciones que colocan a esta población infantil enriesgo de vivir y trabajar en la calle; de hecho, programas como el Progresa (hoy Oportunidades) aún no operan en las principales ciudades en donde se ha registrado la mayor presencia de estefenómeno social, ni han sido diseñados o adaptados para las características particulares que presenta.La infraestructura comunitaria (como son los centros de servicio o las propias escuelas) es inalcanzablepara las familias de niños en riesgo de salir a la calle o en muchos casos se encuentra subutilizada, sobre todo porque no se orienta a prevenir las condiciones de riesgo y porque prevalecen ladesarticulación entre los programas y los enfoques asistencialistas o de corto plazo (determinados en buena medida por coyunturas políticas).El uso político y publicitario que algunos actores públicos hanhecho del tema de los niños de la calle no se corresponde con una inversión apropiada en infraestructura y financiamiento para apoyar y complementar las acciones que realizan los organismos nogubernamentales a quienes se les ha adjudicado la responsabilidad de atender a la población que ya vive y trabaja en la calle. De manera frecuente autoridades públicas, sobre todo del ámbito local, realizanacciones que violan sus derechos y les colocan en una posición
de mayor vulnerabilidad.Un acontecimiento lamentable con esta población ha sido la promesa incumplida del presidente Vicente Fox quien...
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