tareas
que el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?
Di cuanto quisieres de ellos,
que, cuanto más inhumano
melos mordieres, entonces
me quedas más obligado,
pues le debes a mi musa
el más sazonado plato
(que es el murmurar), según
un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues,o te agrado, o no te agrado:s
i te agrado, te diviertes;
murmuras, si no te cuadro.
Bien pudiera yo decirte
por disculpa, que no ha dado
lugar para corregirlos
lapriesa de los traslados;
que van de diversas letras,
y que algunos, de muchachos,
matan de suerte el sentido
que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho,
ha sido enel corto espacio
que ferian al ocio
lasprecisiones de mi estado;
que tengo poca saludy continuos embarazos,
tales, que aun diciendo esto,
llevo la pluma trotando.
Perotodo eso no sirve,
pues pensarás que me jacto
de que quizá fueran buenos
a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas,
sino sólo que es el darlosa la luz,
tan sóloporobedecer un mandato.
Esto es, si gustas creerlo,
que sobre eso no me mato,
pues al cabo harás
lo quese te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más
dedarte lamuestra del paño:
si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.
YA QUE PARA DESPEDIRME
Ya que para despedirme,
dulce idolatrado dueño,
ni me da licencia elllanto
ni me da lugar el tiempo,
háblente los tristes rasgos,
entre lastimosos ecos,
de mi triste pluma, nunca
con más justa causa negros.
Y aun ésta te hablará torpecon las lágrimas que vierto,
porque va borrando el agua
lo que va dictando el fuego.
Hablar me impiden mis ojos;
y es que se anticipan ellos,
viendo lo que he de decirte,
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