tareas
Éramos un grupo de unos quinientos muchachos que nos llevaron al cuartel. Ya aquí en un gran patio, fuimos separados en grupos menores. Frente a cada de estos gruposfueron instalándose las autoridades militares que serían quienes nos dirigirían en todo el periodo de conscripción. Para nosotros habían terminado los chistes, y guardábamos silencio, que en algunoscasos se originaban en el respecto, en otros en la expectativa y en otros, en el temor.
En ese clima se plantó delante de nosotros uno de los militares y comenzó a hablarnos. Era el OficialMeléndez, nos explicó con mucha claridad y seguridad, la facilidad del servicio militar obligatorio. Dijo conocer nuestras expectativas y se dedicó a destacar que esta era una circunstancia de aprendizaje, yque no era la guerra, que tratemos de disfrutar de las muchas alegrías que seguramente surgirían en ese grupo, y de la nueva experiencia de vida que ese día iniciaríamos.
En ese mismo tono seprolongó un rato más la conversación, hasta que el oficial Meléndez se despidió de nosotros, y se retiro del lugar. El respeto y la atención con la que nos había tratado habían disipado nuestrasansiedades y miedos.
Al retirarse Meléndez quedaron con nosotros otras autoridades militares que en forma directa y permanente nos conducirían de allí en adelante. Uno de ellos era el Sargento Achaval,el oso cruel, fue el nombre que le colocamos, quien situándose resueltamente delante de nosotros, vociferó con firmeza: “atención soldado, esto no es un lecho de rosas aquí lo van a pasar mal y se lastendrán que aguantar. Acá no estará mamita para lavarles la ropa a prepararles la comida que les guste. Esto es para hombres y si no lo son, se lo vamos a enseñar… y sobre todas las cosas, obedezcanlas instrucciones que les den, les guste o no. Acá yo estoy para dar ordenes y ustedes para cumplirlas…”
Su exposición avanzada y su figura parecía agrandarse cada día más y por lo contrario la...
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