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ES necesario que nos detengamos un poco en este momento del tiempo en el que la semejanza va a desligarse de su pertinencia al saber ydesaparecerá, cuando menos en parte, del horizonte del conocimiento. ¿Cómo se pensaba la similitud a fines del siglo XVI o aun a principios del XVII? ¿Cómo podía organizar las figuras del saber? Si es verdadque las cosas que se asemejaban eran infinitas ¿podemos, cuando menos, establecer las formas según las cuales podían llegar a ser semejantes unas a otras?
La trama semántica de la semejanza en elsiglo XVI es muy rica: Amicitia, Aequalitas (contractus, consensus, matrimonium, societas, pax et similia), Consonantia, Concertus, Continuum, Paritas, Proporfio, Similitudo, Conjuctio, Copula. Existen,desde luego, muchas otras nociones que se entrecruzan en la superficie del pensamiento, se superponen, se refuerzan o se limitan. Por el momento, bastará con indicar las figuras principales queprescriben sus articulaciones al saber de la semejanza” (M. Foucault, Las palabras y las cosas).
Foucault se detiene en las cuatro formas de semejanza que han estado en la base de toda la creación artísticay que son fundamentales para acercarnos a la producción artística, expresión de la capacidad estética y creativa del ser humano: la convenientia, la aemulatio, la analogía, las simpatías. Perder devista esta clave de lectura del arte significa oscurecer la carga de sentido que encierra, expresión de una cultura situada en unas coordenadas espacio temporales determinadas. En efecto, el mundo, lasrealidades que nos rodean encierran una prosa que sólo una mirada simbólica puede leer y descifrar.
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Tags: contemplación, metáfora, semejanza
Esta entrada se publicó el Miércoles,...
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