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De uno de los héroes de mi infancia aprendí que el crimen deja cicatrices en todo lo que toca. Esto se extiende a las bellas artes. Podríamos incluso decirque una “cultura del crimen” ha rebasado los titulares de los periódicos para extenderse hasta la literatura, el cine, el cómic, el internet y la televisión, y cuyos personajes–convertidos en héroes posmodernos- son asesinos a sueldo, violadores, caníbales, psicópatas, terroristas o pedófilos.
El bien no hace gran literatura, dijo alguna vez mi amigoVicente Quirarte. Y esto lo confirma no sólo la preferencia de las personas por los tabloides amarillistas –o fait divers- que surgen en Francia e Inglaterra en el siglo XIX –ypervive hasta nuestra época-, sino la predilección que muchos autores han manifestado por el tema criminal. Por sólo citar un ejemplo, basta leer algunas obras de WilliamShakespeare, a quien me referiré posteriormente. Casos sobresalientes podemos encontrarlos también en algunos cuentos de Edgar Allan Poe –Los Crímenes de la calle Morgue, El misterio deMarie Roget , La carta robada- o en las novelas de Arthur Conan Doyle –Estudio en escarlara, El signo de los Cuatro-. Sin embargo la manera en la que sus ilustres August Dupiny Sherlock Holmes resolvían los misterios ha evolucionado. A su impecable lógica deductiva, la literatura moderna ha sumado los más complejos avances de la ciencia forense.
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