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Manuel Pereira presenta hoy a sus mataperros

Mataperros.
Imagen del blogspot de Manuel Pereira.
“Con la Revolución Cubana mi infancia se cerró abruptamente” , dice escritor cubano.

Silvina Espinosa de los Monteros 



De verbo desbordante y espíritu viajero, Manuel Pereira es un escritor cubano que radica en México desde 2004. Al año siguiente de haber arribado a estas tierras, fuedistinguido con el Premio Internacional Cortes de Cádiz por el libro Mataperros, ahora reeditado por Textofilia, el cual se presenta hoy, a las 19:00 horas, en el Centro Cultural Bella Época. 


Situado en el contexto histórico previo a la Revolución cubana, Manuel Pereira echa mano de ciertas herramientas de la picaresca y una buena dosis de nostalgia para narrar la vida cotidiana de un (des)nutridogrupo de niños identificados como los “mataperros”, en el ya legendario barrio de la Loma del Ángel, en La Habana. 

−Don Manuel, ¿cómo describiría la atmósfera que imperaba en La Habana justo cuando se estrenaba la segunda mitad del siglo XX? 

−Tomemos en cuenta que La Habana es una ciudad portuaria. Todo puerto implica marineros que llegan de largos viajes por el mundo en busca de mujeres ybares, y donde hay prostitutas hay gente que las maneja, por lo tanto, delincuencia, eso ya te da el ambiente. En medio están unos niños influidos de mil formas por ello: los mataperros son producto directo de esa situación sin saberlo. La Loma del Ángel es una calle con una característica extrañísima: en 300 metros se podían encontrar tres grupos sociales estratificados, divididos de maneraascendente: los mataperros en la parte más baja y cercana al puerto; los bitongos, donde residía la gente de medio pelo; y los góticos, que eran los de clase alta, que eran los únicos que iban al colegio en un autobús amarillo. Todos convivían entre sí porque estaban cerca unos de otros, pero con el triunfo de la Revolución lo que sucedía en el barrio desaparece.  

−¿La escritura de Mataperros entraña lapulsión de querer recuperar una época? 

−Sí, yo tengo nostalgia de esa infancia, porque se acabó muy pronto. Fue un corte abrupto. La Revolución triunfó en 1959 y un año después ya no había infancia. Tengo la impresión de que mi infancia se cerró abruptamente. No lo había visto con tanta claridad, pero creo que uno de los motores secretos de este libro fue el de recuperar esos dos años que lahistoria de mi país me debe como niño. 

−A nivel de estructura, ¿el libro pretende ser una suerte de mosaico? 

−Son como viñetas; como un vitral, donde vas metiendo cristales emplomados de distintos colores, para crear una lámpara Tiffany. Son textos muy rápidos, breves, que tratan de impactar y fascinar al lector. 

−Dada la evolución histórica que tuvo Cuba, ¿qué rescataría de aquel mundo?  

−Laalegría. Mira, la gente va a Cuba y cuando regresa me dice: “Qué pueblo más alegre.” Y yo los miro y digo: “Si ustedes supieran… ese pueblo está triste, es una sombra de lo que era.” ¿Y cómo era eso? Las tiendas de abarrotes o bodegas estaban en las esquinas, pero no como las de ustedes que tienen rejas de metal. No, allá en Cuba había una barra con mujeres y hombres bebiendo ron o jugando alcubilete y comiendo maní, ostiones o pulpos. Al mismo tiempo estaban despachando manteca o arroz a la señora ama de casa que llegaba a comprar. Yo iba de niño a comprar café para mi mamá y era maravilloso, porque además había una vitrola con Benny Moré sonando y las mulatas bailando. Así que tenía que entrar entre los bailadores y, a veces, entre los borrachos que discutían por alguna partida dejuego. Aquello era una alegría… y eso se daba en cada esquina de La Habana. Cuando la gente ya no cabía en la bodega, salía a bailar a la calle. Y así como en la India se frenan con la vaca, en La Habana los coches se frenaban por el baile, porque el baile era una vaca sagrada. Ésa es la alegría que se ha perdido y me gustaría que regresara. 

−¿De qué modo este contexto influye en su vocación...