Tareas
En el centro de la selva existió hace mucho una extravagante familia de plantas carnívoras que, con el paso del tiempo, llegaron a adquirir conciencia de su extraña costumbre, principalmente por las constantes murmuraciones que el buen céfiro les traía de todos los rumores de la ciudad.
Sensibles a la crítica, poco a poco fueron cobrando repugnancia a la carne, hasta quellego el momento en que no solo la repudiaron en el sentido figurado, o sea el sexual, sino que por último se negaron a comerla, asqueadas a tal grado que su simple visita les producía nauseas.
Entonces decidieron volverse vegetarianas.
A partir de ese día se comen únicamente unas a otras y viven tranquilas olvidadas de su infame pasado.
Fragmento de la Eneida. De virgo.Libro 2
Enmudecieron todos, conteniendo el habla, ansiosos de escuchar. Eneas empieza entonces desde su alto estrado: Espantable dolor es el que mandas, oh reina, renovar con esta historia del ocaso de Ilión, de cómo el reino, que es imposible recordar sin llanto, el Griego derribó: ruinamisérrima
que vi y en que arrostré parte tan grande. ¿Quién, Mirmidón o Dólope o soldado del implacable Ulises, referirla pudiera sin llorar? Y ya en la altura la húmeda noche avanza, y las estrellas
lentas declinan convidando al sueño. Mas si tanto interés tu amor te inspira por saber nuestras lástimas, y en suma lo que fue Troya en su hora postrimera, aunque él solo recuerdo me estremece, yesquiva el alma su dolor, empiezo. Del Hado rebatidos, tantos años, los caudillos de Grecia, hartos de lides, con arte digno de la excelsa Palas, un caballo edifican -los costados, vigas de abeto, un monte de madera-; y hacen correr la voz que era el exvoto por una vuelta venturosa. Astutos, sortean capitanes escogidos y en los oscuros flancos los ocultan, cueva ingente cargada de guerreros. Hay avista de Ilión una isla célebre bajo el troyano cetro rico emporio, Ténedos, hoy anclaje mal seguro: vanse hasta allí y en su arenal se esconden. Los creemos en fuga hacia Micenas, y de su largo duelo toda Troya se siente libre al fin. Las puertas se abren ¡qué gozo ir por los dorios campamentos y ver vacía la llanura toda y desierta la orilla! "Aquí, los Dólopes, aquí, las tiendas del cruel Aquiles;cubrían las escuadras esta playa; las batallas, aquí…" Muchos admiran la mole del caballo, don funesto a Palas virginal. Lanza Timetes la idea de acogerle por los muros hasta el alcázar -o traición dolosa, u obra tal vez del Hado que ya urgía-. Mas Capis, y con él los más juiciosos, están porque en el mar se hunda al caballo, don insidioso de la astucia griega, tras entregarle al fuego, o setaladre a que descubra el monstruo su secreto. Incierto el vulgo entre los dos vacila. De pronto, desde lo alto del alcázar, acorre al frente de crecida tropa Laoconte enardecido, y desde lejos: ¡Oh ciudadanos míseros! -les grita-¿qué locura es la vuestra? ¿Al enemigo imagináis en fuga? ¿o que una dádiva pueda, si es griega, carecer de dolo? ¿No conocéis a Ulises? O es manida de Argivos este leño, oes la máquina que, salvando los muros, se dispone a dominar las casas, y de súbito dar sobre Ilión; en todo caso un fraude. Mas del caballo no os fiéis, Troyanos: yo temo al Griego, aunque presente dones. Dice, y en un alarde de pujanza, venablo enorme contra el vientre asesta del monstruo y sus igares acombados. Prendido el dardo retembló, y al golpe respondió en la caverna hondo gemido. ¡Y a noser por los Hados, por la insania de ceguera fatal, la madriguera de esos Griegos hurgara él con la pica y en pie estuvieras, Troya, y sin quebranto os irguierais, alcázares de Príamo! En este trance unos pastores teucros con grande grita a un joven maniatado traían ante el rey. A la captura no había resistido: empeño suyo
era franquear Ilión a los Argivos; y resuelto venía a todo extremo, o a...
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