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Pero hay todavía más. Caben posibilidades distintas si jugamos con la identidad del durmiente. Pues, ¿no podría ser éste otro dinosaurio? En caso afirmativo, el narrador estaría limitándose a contarnos un hecho sobremanera trivial: el despertar de un dinosaurio que, como es lógico, vive entre otros ejemplares de su misma especie y cuando abre los ojos ve cerca de él auno de sus hermanos. No es ésta, desde luego, la mejor lectura, pero sí tan legítima como las otras y como la que nos presentaría (volviendo ahora a un durmiente humano) la siguiente situación:la de un niño, por ejemplo, que tiene un dinosaurio de juguete, un objeto con forma de dinosaurio, y que cuando despierta observa con alegría que el animalito está todavía allí, en su mesilla de noche, sin que nadie se lo haya quitado. Podría muy bien tratarse de uno de esos dinosaurios de goma, pintados de verde, que se ven en muchos escaparates y que suelen estar rodeados deotras especies igualmente artificiales: tortugas, culebras, pulpos, ranas, etcétera.
Pero supongamos que el término «dinosaurio» es una expresión metafórica y que el narrador está refiriéndose aun individuo humano que por sus características físicas o tempera- mentales merece que se le atribuya ese nombre. ¿No hemos conocido todos al tipo dinosáurico? Amenazador, grande, pelmazo,incapaz de hacer distinciones, dispuesto siempre a reaccionar de manera violenta, desconocedor de los buenos modales y de la palabra conciliadora o cortés. Sí, rara será la persona que no haya tenidocontacto con gentes de esa clase: energúmenos enamorados de la acción directa, del golpetazo y del mordisco. Pues bien, el dinosaurio del cuento bien podría ser uno de ellos. A lo mejor eldurmiente estaba participando en una reunión de sociedad a la que habían asistido varias personas, entre ellas un individuo especialmente agresivo, desagradable y cargante. Aburrido por las ...
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