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La evolución de la televisión local ha puesto de manifiesto que la actividad autosuficiente
y totalmente independiente de cada televisión local resulta harto insostenible si se
quiere tener unafrecuencia de emisión diaria y se aspira a mantener horarios de emisión
dilatados.
Un primer mecanismo generado en la práctica de las emisoras locales ha sido la redifusión,
es decir la puesta enantena de un programa con una ubicación en la parrilla para su
difusión original –normalmente en una franja preferente–, y su redifusión, en el mismo
día pero en diferente franja (o en día diferente,una o más veces), con lo que se le da al
programa más oportunidades de contactar con la audiencia y flexibiliza la relación de
ésta con la emisora local.
Si se considera que la televisión local tieneun carácter complementario para la audiencia
y se compatibiliza con el consumo de la televisión generalista en la mayoría de casos e
incluso con la oferta multicanal entre los abonados a laplataforma digital o al cable, esta
política de puesta en parrilla resulta recomendable, y sobre todo más pertinente que la
inclusión de programas de relleno, de dudosa calidad y que en nada responden a lamisión
de las televisiones locales. Pero este recurso debe utilizarse con mesura si no se quiere
producir hastío en la audiencia, ya que se corre el riesgo de dar la sensación de repetición
yfalta de variedad y, por tanto, rarear la frecuencia de contacto con la televisión local que
usa la redifusión en exceso.
Otro mecanismo para aumentar la disponibilidad de contenidos es la cooperaciónentre
emisoras, que ha seguido dos trayectorias divergentes.
La primera es el encadenamiento de emisoras locales, que pueden pertenecer a diferentes
empresas o a la misma, que programan una ampliaparte de la parrilla de forma centralizada
y constituyen auténticas cadenas al modo de las generalistas; salvo porque sus desconexiones
locales son de mayor amplitud que en el caso de aquéllas si...