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Los galos, actuales campeonesdel mundo y olímpicos, entran en el Olimpo después de convertirse en el único combinado nacional en encadenar de forma consecutiva los títulos olímpico, mundialy continental. La proeza, un logro apenas cercano para conjuntos de la talla de la Suecia que dominó la década de los noventa o del legendario conjunto rumanoque conquistó cuatro mundiales en los sesenta y setenta, sirvió para consagrar a la mejor generación 'blue' de su historia y para confirmar una nueva hegemoníadeportiva.
En una final que parecía destinada a convertirse en un duelo entre el francés Nikola Karabatic y el croata Domagoj Duvnjak, todo el protagonismorecayó, al menos de inicio, en los guardametas Thierry Omeyer y, sobre todo, el balcánico Mirko Alilovic. Con Karabatic desaparecido, Croacia logró llevarsiempre la delantera en el marcador, que llegó a reflejar una máxima ventaja para los balcánicos de tres goles (12-9) a menos de dos minutos y medio para llegar aldescanso.
Después llegó la resurrección francesa gracias a una espectacular defensa capaz de ahogar a los jugadores más talentosos del planeta, como son losDuvnjak, Balic o compañía, que se chocaron una y otra vez con el muro francés. Hecho que permitió a los "bleus" adquirir antes de llegar a los diez minutos delsegundo período una renta de cuatro goles (14-18), este suceso hiso que pensaran que , estando Francia de por medio, seria una auténtica condena a muerte.
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