Tareas

El perseguidor
Centa Reck
Jueves, 31 de mayo de 2007
En días aciagos, la magia de la escritura puede transportarnos a muchos espacios del infierno, posiblemente más candentes y más íntimos que elque experimentamos cuando los dramas son comunes a todos, cuando los episodios nos convierten en el prójimo marginado o en aquel que está en la mira de sufrir persecuciones, o ser designado como elrepresentante del peligro que ha perforado la fruta fresca de la vida, transformado en el gusano que amenaza engullirte pulpa y todo. Por supuesto que estos dramas comunes o públicos, como quierallamárselos, no son tan dulcemente íntimos como aquel que Cortazar describió magistralmente en su cuento El Perseguidor.
Para salir del marco de la historia oficial, aprovechando que Santa cruz vive laFeria del Libro, podemos recurrir al pequeño infierno que en el cuento de Cortazar recrea Dedeé, una decrépita cantante alejada de sus glorioso pasado que junto a su pareja, Jhonny, un músico de jazzque sufre de un alcoholismo crónico y terminal, viven el último tramo de su decadencia encerrados en un cuarto de hotel, privados hasta de agua. Las alucinaciones de Johnny, le hacen mezclar el pasadocon lo inviable de su futuro. Pero este drama íntimo y humano, recreado a través del magistral relato literario de Cortazar, nada tiene que ver con el fragmento de historia oficiosa que se vive en elpaís paralelamente a la Feria del Libro.
Sentimos que se suceden días grises, cargados de paralelos, en los que el poder se erige para apretar nuestras gargantas, en los que la política suplanta lapoesía y el arte, en los que la lucha por el poder encuentra su propia versión para alucinar con el mañana que ha inventado, que es parte de un entramado de recursos que no apelan a retazos derecuerdos ni a sentimientos pretéritos, sino que quieren suplantar la memoria, insistiendo que esta se debe resquebrajar con todo lo que existió antes. Cada dios, apuesta a volver a crear un mundo a partir...