Tartufo
En esta ocasión tampoco aparece el intrigante Tartufo, pero las circunstancias nos llevan a pensar peor de él: Dorina habla de él todavía peor que antes las otras mujeres. Se nos muestra con más claridad aún la gran admiración de Orgón por ese tío, hasta el punto de casarlo con su propia hija inconscientemente.
TERCER ACTO (sieteescenas).
Dorina se queja a Damis, hijo de Orgón, de todo lo que está ocurriendo y éste parece compartir su enfado (como hemos comentado, a nadie, salvo Orgón y su madre, les gusta Tartufo).
Inesperadamente, la primera intervención de Tartufo en la obra es para confesar su amor a Elmira, ¡la mujer de su propio amigo y benefactor! (“ah, no porque sea devoto dejo de ser hombre; y cuando llega uno acontemplar vuestros celestiales hechizos, el corazón queda prendido en ellos y no razona”). Repito una vez más que Elmira siente antipatía por el que acababa de ofrecérsele, de modo que se lo dice a Damis, su hijo, que se enfurece al conocer los desleales propósitos del rufián y quiere plantarle cara de una vez y echarlo para siempre de sus vidas. De hecho lo hace cuando está delante Orgón: leacusa de pervertido y declara las ilícitas intenciones que tenía, pero cuando Orgón intenta callarlo, Tartufo se hace el víctima y el bueno, haciendo como si confesara su pecado (“dejadle en paz. Si es preciso, de rodillas, pediros su perdón...”). Orgón se vuelca completamente en su, ahora más, buen amigo (¡bribón, contemplad su bondad!), y le protege de las fuertes ofensas de su hijo. Éste y supadre discuten y Damis es desheredado por su osadía. Está Orgón tan dolido por todo que decide compensar a Tartufo: le cede todos sus bienes bajo escritura (quizás fuera eso lo que el hipócrita pretendía desde el principio).
Evidentemente, todo lo que se había dicho del Tartufo nos parece poco ahora. No sólo hace el mal, sino que recibe recompensa al parecer que obra con buena intención. Pero no esla personalidad de Tartufo la que más se critica en el libro; al fin y al cabo, es alguien declarado dañino y peligroso. Se ridiculiza más bien a la actitud que muestran los engañados, tan cerrada, tan rastrera. Es una crítica a las personas que no quieren convencerse de la verdad, que se quedan en lo superficial, que se dejan manejar por el que los adula por el único precio de adularlos.
CUARTOACTO (ocho escenas).
Mariana implora a su padre para que no la obligue a casarse con ese sapo, desesperada y desconsolada. Orgón, aunque siente compasión, no cambia de idea.
Paralelamente, Elmira prepara el montaje con Damis para evitar el enlace: pretenden esconder a Orgón bajo la mesa mientras ella se ofrece a Tartufo, y a sí pillarle diciendo cosas que hagan al padre convencerse finalmente dela total falta de ética del inmoral. Así lo hacen, con dificultad eso sí, para hacer que Orgón cumpliera su papel en la comedia. Extrañamente, al principio Tartufo no se lanza como ellos creían, como si sospechara algo (“ese lenguaje es bastante difícil de comprender señora, y hace poco hablabais con otro estilo”), pero termina por caer en la trampa y confesar sin querer su pasión hacia Elmira,otra vez.
“¡Vaya un hombre abominable, lo confieso! No puedo convencerme, y todo eso me mata”, dice Orgón, que por fin descubre la verdadera calaña del que había sido su hijastro, prácticamente. Desgraciadamente, se percata del grave error que ha cometido demasiado tarde: ya ha hecho a Tartufo dueño de sus posesiones, pero aún así intenta echarlo de su casa. El malicioso les asegura que volverá...
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