Tartufo
Mariana tiene previsto ya el enlace con su amado, el joven Valerio. Pero he aquí que
Orgón, un adinerado señor residente en París, padre de Mariana, pretende casarla con Tartufo, un personaje que destaca por su falsedad y por su hipócrita devoción y aparente
virtud. Se lo comunica, lo cual, naturalmente desagrada a Mariana y a todos los demás, ya que Orgón y su madre son los únicos que creen verdaderamente que el señor Tartufo
es persona de bien: el resto piensa que es un sinvergüenza muy peligroso. El caso es que Valerio se entera del futuro casamiento y, claro está, se enfada con su enamorada. Por
suerte siempre está ahí Dorina, la doncella de Mariana, para arbitrar la situación. Ésta, a
su vez, intenta persuadir a Orgón de su idea, sin éxito.
La noticia de la posible unión entre Mariana y Tartufo causa tal conmoción que Damis,
hijo de Orgón, Cleanto, cuñado, y Elmira, esposa, también hablan con Orgón para convencerle, pero está tan entusiasmado con su querido amigo Tartufo que hace oídos
sordos. Conscientes todos de que es imposible hacer que olvide su admiración por el perverso devoto, deciden montar una comedia, aprovechando que, casualmente, Tartufo
había confesado su amor a Elmira, la mujer de su propio protector, haciendo gala de su
bajeza. Cuando esto ocurrió, Orgón se apresuró a concederle a su protegido todos sus bienes, indignado por las acusaciones que Damis hacía del malvado y por la dramática
actuación que realizó éste para parecer inocente.
Orgón pues, se esconde bajo la mesa a indicaciones de su esposa, y espera a que llegue
Tartufo y vuelva a hacer sus desleales ofrecimientos. Elmira “tira de la lengua” del
impostor, pero, astuto él, se muestra conservador y no hace caso al principio. Afortunadamente, y no sin ser necesario que Elmira llegue a provocarle, el innoble hace
muestras claras de correspondencia. En vista de esto, por fin se convence Orgón, que se ...
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