Tauro
Martes 30 Enero 2007
No, este encabezamiento no es el título mal redactado de la famosa obra Elogio a la Locura, del igualmente célebre Erasmo de Rotterdam, del siglo XVI. Éste es elexordio de un ensayo que encarna a la perfección la esencia del espectáculo mal denominado: fiesta taurina.
De ninguna manera voy a discutir si las corridas de toros son un acto de violenta crueldado no, después de todo tanto el hombre como el toro son animales violentos por naturaleza; mi intención es más bien probar por qué la tauromaquia epitomiza, antes que un arte, un acto de infamecobardía.
Según la Real Academia de la Lengua Española “cobardía” es la falta de valor. Son cobardes por ende el torero –que muestra exiguo valor al emprender una pelea sabiéndose ampliamente superior a suadversario–, y la tauromaquia por entablar un combate entre dos especies y favorecer ventajosamente a una de ellas.
Para tener un mejor enfoque pasemos a pormenorizar la contienda celebrada entreel primate Homo Sapiens y el bóvido Bos Taurus. Veamos: el único punto que tiene el toro a favor es su abismal fuerza, sin embargo ésta es notoriamente mermada por la excesiva picada de lanza con quelo puyan y desangran; en muchos casos estos pinchazos le perforan un órgano vital, como por ejemplo un pulmón, dejándolo desahuciado y fuera de combate antes de enfrentar a su rival, el “valiente”torero.
El hombre tiene en cambio a su favor: la inteligencia, la cual le indica, entre otras cosas, que este bello rumiante de torpes reflejos y escaso coeficiente intelectual, embiste con arrojocualquier objeto o cuerpo en movimiento, de allí que el tonto mamífero se puede pasar toda la vida persiguiendo el capote o cualquier otro chiro que le pasen por el frente.
El factor sorpresa,...
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