El susto tremendo que el cuasi goliardo Arcipreste de Hita sufrió al toparse —allá por el siglo XIV— con un toro salvaje en el el puerto de Navafría (tributo de su holganza serrana): «Cerca laTablada/la sierra pasada…», representa, en lo que mi memoria alcanza, el primer testimonio literario de la presencia en nuestra geografía de bravos astados cuya génesis está, por otro lado, llena deincertidumbre. Lo que sí parece seguro, en cambio, es que sólo nuestra península se precia de aplicarse genuinamente a tan hermosa crianza y continúa con ello cultivando la mejor alegoría del tan manido yveraz espíritu trágico hispano; al menos cultiva uno de los elementos necesarios (el otro lo proporciona el pueblo) de esa alegoría cuya singularidad peninsular es más que manifiesta. Por ello mismo,por hincar nuestra cultura sus raíces en tan honda tradición (que no es diociochesca, ni mucho menos), hemos sido testigos —nosotros también— de la presencia constante de la tauromaquia en tantasmanifestaciones artísticas sobresaliendo la más visual emblemática plasmada en nuestra tradición pictórica que, esta vez sí desde el siglo XVIII, viene mostrándose impertérrita a la detracción (en este paísse ha matado a más moros que a toros y nadie se ha escandalizado). Una prueba de lo que digo es que casi sólo en el área cultural hispánica la tauromaquia es «tema» plástico que ha dejado constanciade su contenido trascendente y, sin ambages, ha traspasado los límites regionales para convertirse con pleno derecho en motivo de admiración y ajeno reconocimiento idiosincrásico; claro que estosolamente porque se funda en el ámbito de lo popular (¿no es bastante?) y se inscribe en el plano universal de las emociones humanas; más allá: en la dramática humana; y aún más allá: en la metáforauniversal del cortejo nupcial que el hombre mantiene a lo largo de la vida con la muerte: tragedia en principio, pero símbolo inexcusable único que le permite, si no burlarla definitivamente, sí, al...
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.