Teatro de vanguardia
Son muchos los críticos que han adelantado fórmulas más o menos afortunadas para caracterizar este estilo teatral, hoy prácticamente implantado en el mundo entero, si juzgamos por el número de representaciones: teatro del absurdo, teatro de la irrisión, teatro de protesta y paradoja, teatrocrítico, etc. En realidad, sólo puede hablarse de corrientes a veces paralelas y a veces divergentes, que hoy día continúan desarrollándose en busca de sus propios caminos inéditos. Por eso los términos más apropiados son quizá los de nuevo teatro o t. de v., siempre que no olvidemos la relatividad de dichas denominaciones -un Roussin o un Anouilh fueron autores de vanguardia en su tiempo- ni tampocoesa especie de clasicismo a que sus autores han accedido en el corto periodo de 15 años. Otra reserva que es preciso hacer es que el carácter eminentemente innovador de este movimiento, al mismo tiempo que impide juzgarle de acuerdo con los valores tradicionales, hace muy difícil y arbitrario todo intento de relación o agrupamiento de las distintas tendencias. No obstante y dentro de su comúncontexto polémico y provocador, creemos que se puede distinguir entre un teatro poético (v.) de nuevo cuño, en el que la palabra se convierte en el único objeto de la acción teatral, y un teatro en el que, a través de una grotesca acusación de la realidad cotidiana, se intenta enviarnos una imagen absurda del hombre y su destino.
Precedentes. El nuevo teatro es el resultado de una seriede experiencias más o menos geniales y generalmente incomprendidas en su época que han ido marcando los jalones de su liberación. La más importante es, sin lugar a dudas, la obra Ubu roi (Ubu rey) de Alfred Jarry, estrenada el 14 dic. 1896, enorme y extravagante parodia, en la que desde la primera palabra lanzada al público -«merde!»- hasta el caótico final, hay una decidida y constante aboliciónde las realidades lógicas del lugar y espacio escénicos, del diálogo teatral y de la psicología de los personajes. Más tarde los movimientos dadaísta y surrealista con sus escasas aportaciones teatrales -de Les Mamelles de Tirésias (los pechos de Tiresias) de Apollinaire (1917) a Le désir attrappé par la queue (El deseo atrapado por la cola) de Picasso (1945)- contribuirán, por los caminos delonirismo poético, a la evasión de las servidumbres físicas que imponían no sólo los contenidos racionales del teatro sino sus complementos (decorados, vestuario, tramoya, etc.).
Surrealistas son también en un principio Roger Vitrac y Antonin Artaud: el primero nos ha dejado con su Víctor ou les enfants au pouvoir (Víctor o los niños en el poder), 1928, una agresiva farsa de la...
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