Teatro escolar
Función del grupo Rin Rin, bajo la dirección de Germán Cueto.
Juan J. Barreiro y M. Guijosa, Títeres mexicanos, Grupo Roche-Syntex, México,1997. |
Se dice que los niños dicen la verdad, que viven en un mundo de fantasía, que son la esperanza de la humanidad, el futuro del país. Se dicen muchas cosas de ellos; tantas, que parecen ser ya un lugar común, un conjunto de frases hechas, y malasfrases, además, porque decir que los niños son el futuro es casi como negarles su existencia en el presente, decir que viven en otro mundo, pretender que sus escuelas están situadas en la galaxia de Andrómeda y que sus cuartos de juegos tienen un clóset conectado a la tierra de Nunca Jamás. Los niños son ahora y viven en el planeta Tierra. Lo cierto es que si vamos a etiquetar, entonces el 'mundoinfantil' es un mundo que requiere de tanta o más atención que el 'mundo de los adultos', ya que si somos estadísticamente estrictos (sobre todo en un país en vías de desarrollo como el nuestro), niños y adolescentes constituyen la mayoría de la población (y en una democracia, la mayoría es quien dicta las reglas). ¿Por qué, entonces, en tantos rubros de la vida diaria el mundo infantil es el quecuenta con los menores espacios, los menores presupuestos y las menores energías? ¿Será acaso un asunto de poder? Y cuando se habla de arte, ¿qué decir?, ¿se vale excusar que los niños son incapaces de entender una pintura o una novela? ¿En realidad los niños no están preparados para juzgar y apreciar una obra de teatro o un espectáculo de danza? |
El Ogrito, de Suzanne Lebeau. Alejandro Calvay Arcelia Ramírez, en la foto. Dirección de Martín Acosta (2003).
Paso de Gato, Revista Mexicana de Teatro No 3, México. |
Si observamos a Raquel, veremos que uno de sus juegos favoritos es fingir ser la madre de una muñeca a la que insiste en cambiar de vestuario continuamente, que le gusta pretender ser el ama de casa y preparar con ayuda de sus amigas una cena a base de ensalada de hojas ypasteles de lodo. Rodrigo, por su lado, juega con sus muñecos de acción evitando que el mundo sea destruido por un malvado científico loco, para más tarde convertirse en un gran delantero de la Selección Nacional mientras patea un balón con sus amigos. Un niño, más que cualquier joven o adulto, puede entender lo que es el teatro. Más que nadie sabe de crear guiones, de ser actor; sabe hacerla dedirector y vestuarista; sin la ayuda de nadie sabe dar forma a complicadas historias surgidas de su imaginación. De ahí que los niños puedan acercarse a la escena y disfrutarla. El teatro infantil debería ser una de las actividades artísticas más atendidas por autores, actores y autoridades. Pero ¿realmente es así? Desgraciadamente, al hacer un análisis se puede encontrar que la respuesta es no.Artistas, empresarios e instituciones oficiales parecen desdeñar de una forma casi unánime esta forma de expresión. ¿A qué se debe? La desatención al teatro infantil viene desde su mismo origen. El dramaturgo experimentado rara vez toma este género como una forma genuina de expresión, y esto es ocasionado por una serie de factores. Por un lado está el prejuicio generalizado de etiquetar no sólo alteatro, sino a la literatura infantil como un subgénero y, por lo tanto, sin reconocimiento; por otro, está esa censura socialmente institucionalizada que hace creer que el teatro para niños debe estar cargado de diversión, sensiblería, mensajes ecológicos y educativos, lo cual lo lleva a ser una extensión de la enseñanza más que una opción de expresión artística. El autor que se aventura aescribir teatro infantil se encuentra con que debe apostar por lo seguro y no arriesgarse en una búsqueda estética ni en el análisis de problemas profundos si es que desea ser apoyado y que su obra sea montada. |
El pozo de los mil demonios, de Teatro Mito.
Juan J. Barreiro y M. Guijosa, Títeres mexicanos, Grupo Roche-Syntex, México,1997. |
El resultado: autores autocensurados. Y si esto no...
Regístrate para leer el documento completo.