Teatro

La parte de su indumento que era difícil de describir era la de sus pies, absolutamente escondidos en el fondo de esa especie de nido en que estaba exactamente ubicada. - Mis parabienes, Doña Saturnina. - Bien contestado, comadre. Mirándome en esa niña de mis ojos he de ser dichosa, comadre. Domy Perales representa unos veinte años bellamente floridos. Las chiquillas desde la puerta escuchanboquiabiertas las sabias definiciones y ejemplos que da su compañera Domy. Está muy bien.
La señorita alumna sabe perfectamente su materia - luego, dirigiéndose a Domy le dijo con melosa amabilidad:
- Le felicito, señorita. Aquellos momentos fueron para Domy de trascendental importancia para hacer su balance espiritual. Y, mucha verdad era eso que decía Domy. -Mira, Domy -continuó con grave tono laamiga -. - ¿Por qué, Rosarito?
- ¿No te lo imaginas?
- Vamos a ver - respondió Domy y se detuvo a pensar un momento -.
- De dejar el colegio, precisamente no; pero sí, querida Domy, la idea de separarme de ti.
- Sí - contestó dificultosamente Domy -. ¡Son tan buenos tus papás!
- Y, ¿nada más que mis papás? - peguntó Rosario con gracia picaresca -. ¿A quién te refieres? - Pues, hija.
¡No hade ser al gato de la casa! -... - Rosarito, ¡por favor! – quiso enmendar Domy, sin poder disimular su turbación.
¿Quién es él? - respondió alarmada Domy. - ¿Me das palabra? - Palabra. Cuídate, Domy. Debe ser el efecto de tanto que has estudiado para el examen.
Se separaron las dos amigas. De todas veras sentía cariño por Domy, cariño correspondido por ésta con sincero y entrañable afecto. Rosarioera casi toda una mujercita también. Terminaba sus estudios al mismo tiempo que Domy y era un espíritu culto; inteligente y generoso. Estaba descansando un momento. - ¿.A Domy?
- Sí. Aquello era un callejón sin salida para su entendimiento.
Y, que la muchacha se hace llamar Domy, y que apellida Perales. Era un viejo edificio de adobe, construido sin estética, ni reglas arquitectónicas. Joven,jay, es- Sí, amigos. Miráronse con angustia Don Ciriaco y Doña Saturnina. No era porque ellos tuvieran reparo en gastar. - Claro ha de ser. - ¡Qué linda estás, Domy!
- Y, tú de amor. Al llegar Rosario y su madre, Domy no sabía cómo esconder la emoción que la embriagaba. Rosario y Domy, no obstante su respectiva abstracción se encontraron en el patio muy juntas. - Dime, Domy. - Domy, nunca me hasdicho nada de tus papás. Así fue, en el orden sentimental, el toque de aquella mañana para Domy. Terminada la misa, y al salir de la capilla, tomó a Domy por el brazo con el mismo afecto de siempre y le habló así:
- Querida Domy. - ¿Separarnos ahora, dices?
- Así tiene que ser, Rosario.
¡Rosario! ...- Así me gusta, hermanita - respondió con alegría sincera Rosario y tornó a corresponder elabrazo de Domy, y luego añadió con entusiasmo -. Además, ellos son gente de experiencia. ¿Así que estás convencida?
Pero, Domy no estaba convencida. Tus papás son muy buenos. ¡Como que entre ellos hay algo serio! - convencida de su deducción, y con un tono, muy significativo, dijo a Domy: - Escucha, Domy. ¿No crees que vale la pena buscar esa certeza para vuestro porvenir?
Tan clara era la lógica desu amiga que Domy no tuvo ningún recurso de excusa. - Adiós, Rosario. ¿Ya te marchas? - díjole la mayor de las hermanas, tratando estudiadamente de no tomar en cuenta a Domy que estaba de brazo de Rosario. Además me llevo a Domy a pasar unos días conmigo.
Después de despedirse de Rosario, las Alcazaba, con una voz de amenaza y desafío para Domy, gritaron a su prima:
- Oye, Rosario. Domy ya habíatraspuesto la puerta.
Como se lo había dicho Rosario a su amiga, el más interesado en que Domy fuera a la casa era Ramiro. Ramiro estaba deslumbrado de la belleza de la muchacha. Y, en verdad que Domy se había puesto deliciosamente atractiva. Con todo, aquella noche, en su cama, Domy reflexionó concienzudamente sobre su situación en esa casa. Iba a su lado Domy y en seguida Rosario. Pero en el...