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LA LIBERTAD DEL CRISTIANO (1520)
El tratadillo La libertad del cristiano (Von der Freiheit eines Christenmenschen), el tercero de
los llamados escritos de reforma, es la obra más desapasionada —o menos apasionada— de cuantas
salieron de la pluma de Lutero. En ella toca en alguna ocasión la cima mística, sin llegar al arrebato,
y su serenidad no deja sospechar el momento agitado y lacircunstancia excepcional en que fue compuesta. En esto se parece al Comentario al Magnificat.
El origen del libro se debe a un último esfuerzo de Karl von Miltitz, enviado pontifico, entre
otras cosas, para entregar la Rosa de Oro al elector Federico el Sabio, el duque sajón protector de
Lutero. Mediador de paz en la causa luterana, pudo entrevistarse con Lutero el 11 de octubre de
1520,cuando éste conocía perfectamente el contenido de la bula Exsurge, Domine, en la que se anatematizaba su doctrina y que se estaba pregonando con escasa suerte por el acalorado Eck en las cercanías de Wittenberg. De la entrevista, y entre bastantes desaciertos del representante del papa, salió
el proyecto feliz de escribir una carta sumisa a León X y de acompañarla de una relación de sus actuaciones,con la esperanza de limar aristas y de provocar la ya imposible reconciliación.
Doce días empleó Lutero en la redacción de ambos documentos. La Carta al papa León X (WA
7,3-11) —que no incluimos en nuestra edición—, se fechó el 6 de septiembre. Se sabe que es una
data deliberadamente retrasada para olvidar la sospecha de obedecer a presiones o miedos ante la
bula condenatoria, conforme a unaingenua estratagema del sinuoso Miltitz. En realidad fue a primeros de noviembre cuando aparecieron la carta y el tratado. El texto de la misiva, ciertamente respetuoso hacia la persona de León X, insultante hacia la institución del papado, convence de sobra de
que la vuelta atrás tenía que reducirse al campo de ilusiones —no realidades— irenistas.
El gran interés que Lutero concedió a La libertaddel cristiano queda evidenciado por el hecho
de haberlo redactado primero en alemán y después —inmediatamente— en su versión latina. El caso
se repitió: con ello quería hacer llegar su mensaje al pueblo, por una parte, y, por otra, a los letrados
y humanistas. «Cuando intenta exponer su doctrina personal tiene delante el propósito que abriga, es
decir, convencer al laico sencillo. Si redactala misma obra en alemán y en latín, para que llegue simultáneamente al pueblo alemán y a todos los doctos de la cristiandad, jamás se contenta con una
traducción pura y simple de su texto. En ambos tratados —distintos completamente— expresa idénticas ideas, pero, cambiados el proyecto, el orden de las citas, sus imágenes y comparaciones según
convenga. Cuando redacta en alemán, Lutero intentaofrecer una obra popular; cuando escribe en latín, se dirige a los letrados y quiere mostrarles que también él maneja una argumentación sólida» (M.
Gravier, Luther et l'opinión publique, 33). Bien mirado, ni la escritura, ni el contenido, ni su secuencia varían —en este caso de La libertad— de forma considerable en una y otra versión. Sin embargo,
la intencionalidad apuntada por Gravier es unhecho constatable.
El contenido desarrolla un tema constante en este año de 1520 y en los escritos de reforma: el
tema de la liberación. De forma polémica y violenta ha expresado la idea en la Misiva a la nobleza
alemana, donde, bajo un manto de precoz nacionalismo, ha deshecho la muralla de la jerarquía, del
sacerdocio jerárquico; en la Cautividad, en que ha borrado la estructura sacramental yennoblecido el
quehacer —y la esencia— eclesial de la predicación de la palabra. En la Libertad se afronta otra liberación más profunda, y esta vez sin los tonos violentos anteriores: la liberación universal, interna,
espiritual, del cristiano en virtud de la fe. En el fondo, además de la más tranquila, es la obra más
cordial de Lutero.
A base exclusivamente de la Escritura —le interesa a...
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