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25 de abril de 2011
Queridos compatriotas:
Disculpen la interrupción, pero quiero pedirles unos pocos minutos para hablar con ustedes sobre la difícil situación que atraviesa nuestro país por causa de la ola invernal, un invierno que no ha cesado de golpearnos y que nos seguirá afectando por lo menos por otros dos meses.
Elfenómeno climático que sufrimos –conocido como La Niña 2010-2011– ha sido catalogado como La Niña más fuerte de la historia, y se ha manifestado a través de unas lluvias por encima de lo normal, que han durado prácticamente un año.
No han sido, como pensábamos, dos fases de la ola invernal –con una pausa al medio– sino un solo invierno ininterrumpido.
Es como si todo nuestro territorio fuera afectadopor un huracán que entró a mediados del año pasado y no ha querido salir.
Por eso no pudimos aprovechar, como hubiéramos querido, los meses de menos lluvias para comenzar las obras de gran calado, porque hubiera sido como despilfarrar los recursos construyendo sobre arena movediza.
Nos hemos tenido que concentrar –y seguimos concentrados, por lo pronto– en la asistencia humanitaria de emergencia.Porque ésta es, sin duda, la peor tragedia natural de que tengamos memoria.
Son ya cerca de 3 millones de compatriotas los afectados por este fenómeno; muchas vías nacionales, regionales o veredales han colapsado; cientos de miles de hectáreas permanecen bajo el agua.
El Gobierno nacional, de la mano de los gobiernos regionales, de la fuerza pública, de los organismos de socorro, de la PastoralSocial de la Iglesia –con la que firmamos un acuerdo de cooperación–, no ha cesado ni cesará de trabajar para enfrentar el invierno.
Convoqué el Consejo de Ministros el Jueves Santo y nos volvimos a reunir esta mañana para analizar todas la medidas que se han tomado, acelerar sus efectos y adoptar las decisiones que se requieren para seguir enfrentando la crisis.
Para la atención global de laemergencia, a través de Colombia Humanitaria, se han destinado cerca de 4,5 billones de pesos del presupuesto de la nación para el 2010 y el 2011 –sin incluir lo que se invierte a través de ministerios y entidades territoriales–, de los cuales se ha comprometido ya el 95 por ciento.
Desde el año pasado hasta hoy se han girado a departamentos y municipios cerca de 450 mil millones de pesosexclusivamente para asistencia humanitaria y alojamiento –que es lo más urgente: garantizar la comida y un lugar para dormir a las familias damnificadas–.
Y algo muy importante: dispusimos que los censos se hagan de forma inmediata, de manera que los damnificados se acerquen a los operadores autorizados en cada región o a los Comités Locales para la Prevención y Atención de Desastres –los Clopad– yreciban el auxilio urgente que necesitan.
En medio de la dimensión de la tragedia debemos reconocer que nuestro sistema ha funcionado y que la atención humanitaria –que, repito, es la prioridad ahora– está llegando oportunamente a quienes la necesitan.
Para obras menores –como jarillones en algunos ríos, labores de dragado, saneamiento básico, reforzamiento y contención de cuerpos de agua, entreotras– hemos autorizado más de 1.300 solicitudes por unos 300 mil millones de pesos a alcaldías y gobernaciones, y ahora depende de ellas su ejecución.
¡No pararemos! No podemos descuidar a las familias afectadas, ni bajar la guardia un solo minuto.
El campo ha sido particularmente damnificado, y hemos comprometido cerca de 400 mil millones de pesos, en diversos programas, para apoyar la agriculturay la ganadería afectadas.
En el tema de educación, tenemos ya 850 sedes educativas atendidas en las fases de ayuda humanitaria y de rehabilitación, y vamos a comenzar en julio la rehabilitación definitiva de otros 1.400 planteles.
También hemos puesto toda la atención al tema de la salud.
A pesar de las personas muertas y heridas –y nuestro corazón está con ellas–, tenemos que destacar que...
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