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de
Arturo Pérez-Reverte
Santillana, 1995, Madrid
A Teresa, Ángel, Mar,
Chacón y todos ellos.
1. El puticlub del Portugués
Era la más l inda C enicienta
que vi nunca. Tenía dieciséis
años, un libro de piratas bajo la
almohada y, como en los cuentos, una hermanastra mala que
había vendido su v irginidad a l
portugués Almeida, quien a su vez
pretendía revendérsela a don
Máximo Larreta, propietario de
Construcciones Larreta y de la funeraria H asta Luego.
hermosa, bonita, guapa
estado de no haber tenido relaciones sexuales
—Un día veré el mar —decía la niña, también como en
los cuentos, mientras pasaba la
fr e g o n a p o r e l s u e l o d e l
puticlub. Y soñaba con un cocinero c ojo y u na isla, y un loro
que g ritaba no sé qué murga
sobre p iezas d e a ocho.
andar desequilibrado por falta del uso normal de una pierna
cantinela, tabarra, letanía
monedas
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—Y te llevará un príncipe
azul en su yate —se le c hoteaba
la Nati, que tenía muymala leche—.
No te j ode .
se burlaba
mala uva, mal carácter
fastidia
E l p r í n c i p e a z u l e r a y o,
pero ninguno de nosotros lo
sabía, aún. Y el yate e rael Volvo
800 Magnum de cuarenta toneladas que a esas horas conducía
el que suscribe p or la nacional
435, a l a altura d e Jerez de los
Caballeros.
barco de lujo
está escribiendo esto
cerca, en las inmediaciones,
Permitan que me presente:
Manolo Jarales Campos, veintisiete años, la m ili e n Regulares de
Ceuta y año y medio de t alego
por dejarme liar
bajando al moro y subir
conl o que no debía . De servir a
la p atria m e queda un diente
desportillado q ue me partió un
sargento de una h ostia , y del
Puerto de Santa María el t abique
desviado y d os tatuajes: uno en
el brazo derecho, con un corazón
y la palabra Trocito, y otro en el
izquierdo que pone: N ací para
haserte sufrir. L a s del h aserte s e la
debo a mi t ronco Paco Seis dedos, que cuando eltatuaje estaba
con u n c o l o c ó n t r e m e n d o,
y c l a r o . Por lo demás, el día
de autos yo había cumplido tres
meses de libertad y aquel del
Volvo era mi primer c urro d esde
que estaba e n bola . Y conducía
tan campante , oy endo a los
Chunguitos en el radiocassette y
servicio militar
cárcel
enrollar, coger, amarrar, embaucar, convencer
yendo a Marruecos
droga
país, naciónroto en parte
puñetazo, porrazo, golpe fuerte
hueso central de la nariz
fuera de su sitio, torcido
compañero, amigo
borrachera
y por eso está así
de la resolución judicial secundaria que no requiere sentencia
trabajo
en libertad carcelaria
tan satisfecho, ufano, alegre, contento
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pensando en e char un polvo
donde el portugués Almeida, o sea,
a la Nati, sin saber la que estaba apunto de caerme encima.
joder, copular, fornicar, hacer el amor,
sucederme, ocurrirme, pasarme
El caso es que aquella tarde,
día de la Virgen de Fátima —me
acuerdo porque el por tugués
Almeida era muy d evoto y t enía
un a zulejo c on f arolillo a l a entrada del puticlub—, p arqué l a
máquina , metí un paquete de
Winston en la manga de la camiseta, y salté de la c abina e n buscade un a livio y u na cerveza.
piadoso, fervoroso, ferviente, adorador, religioso
ladrillo de alicatar o revestir paredes / luz
aparqué
camión
espacio donde va el conductor y acompañantes
hacer un pipí
—Hola, g uapo — me dijo la
Nati.
bonito
Siempre le decía hola guapo
a todo c risto , así que no vayan
ustedes a creer. La Nati sí que estaba t remenda , y los camioneros nos larecomendábamos unos
a otros por el V HF , la radio que
sirve para sentirnos menos solos
en ruta y e charnos una mano
unos a otros. Había otras chicas
en el local, tres o cuatro dominicanas y una polaca, pero siempre
que la veía libre, yo me iba con
ella. Quien la te n í a a l punto
era el portugués Almeida, que la
quitó de la calle para convertirla
en su mujer de confianza. La Nati...
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